Natalia de Molina y Greta Fernández, las actrices que han prestado sus cuerpos y sus voces a "Elisa y Marcela", protagonistas de la primera boda entre mujeres en España en 1901, están convencidas de que la homofobia que sufrieron estas personas continua en el siglo XXI. "Creo que no ha caducado la historia, ojalá (esta película de Isabel Coixet) contase una anécdota de antes, pero sigue siendo un problema: es muy fuerte que en muchos lugares todavía sea un delito", opina Greta Fernández, que interpreta a Marcela.

Natalia De Molina añade, por su parte, que la vigencia de la historia es "total": "Pones las noticias -dice- y ves que hay un crecimiento de la homofobia increíble". "Hay aún muchos países donde la gente no puede vivir su sexualidad libremente y son perseguidos, hasta con pena de muerte; en fin, atrocidades", comenta la andaluza, a quien la experiencia de hacer esta película le ha servido para darse cuenta de "lo importante que es mirar atrás para no repetir".

Rodada en blanco y negro, "Elisa y Marcela" es la historia ficcionada con poesía de dos mujeres reales que se casaron en A Coruña en 1901 haciéndose pasar una de ellas por un hombre, una decisión extrema que tomó la pareja para defender su amor, imposible en ese momento de la vida española.

"Ya no solo a nivel profesional, personalmente me siento muy afortunada, abrumada incluso, de que la gente conozca a Elisa con mi voz y con mi cara", afirma De Molina.

La película, que tardó diez años en salir adelante, llegará a los cines el 24 de mayo para saltar a Netflix a partir del 7 de junio.