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Entrevista con el periodista y escritor

Julio Llamazares: "Los políticos deberían bajar el diapasón"

El periodista vuelve a recorrer España para dar su visión de las catedrales y del país: "Hay discursos que a uno le ponen los pelos de punta"

Llamazares lleva más de 30 años en el mundo del periodismo. EFE

Lleva más de 30 años en el mundo del periodismo y otros tantos como escritor. Julio Llamazares (León, 1955) atesora tantos premios como escritos, habiéndose convertido en todo un referente en la literatura de viajes. Un género que ha hecho que Llamazares se haya transformado en un experto en la esencia de este país.

Capaz de renunciar a un premio -como sucedió en 2016 cuando supo que era finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León por su novela 'Distintas formas de mirar el agua'-, asegura haberse convertido en una persona que, con la edad, no tiene "certeza de nada".

"España es un país de países. Las idiosincrasias y culturas diferentes quedan muy evidenciadas a través del viaje "

Julio Llamazares - Escritor y periodista

Ahora, con 'Las rosas del sur' -la continuación de 'Las rosas del norte'-, el periodista vuelve a meterse de lleno en el mundo de las catedrales para ir deshojando pétalos y con ellos cultura, idiosincrasia y experiencias. Tras 17 años de aventura entre eclesiásticos monumentos, Llamazares ya se ha convertido en un conocedor de la sociedad a través de sus costumbres. "Si tuviera que ir más allá de los términos canónicos diría que una catedral es la caja negra de una ciudad", sentencia el escritor para añadir que "en las catedrales queda registrada la historia de las ciudades".

Será por esto que el periodista no se corta a la hora de dar su visión del momento más actual. Columna, libros y experiencias le han servido para darse cuenta de que las cosas y las sociedades cambian, sobre todo la española.

Julio Llamazares: "Los pactos de Moncloa hoy serían imposibles"

Julio Llamazares: "Los pactos de Moncloa hoy serían imposibles"

"Los pactos de Moncloa hoy serían imposibles" / Vídeo realizado por Miriam CosEn sus libros ha sentido la preocupación de tener que eliminar información y también ha vivido en primera persona el fin de acabar satisfactoriamente un gran proyecto. "Quería contar mi visión de las catedrales y a través de ello contar mi visión de país en el que vivo, que se refleja en estos espejos arquitectónicos, ya que hablo también de la gente que hay alrededor, el viaje de ciudad a ciudad, el bar donde tomas café...", dice.

- Las catedrales, ¿nos dicen más de la historia pasada o de la actual?

- Nos dicen del pasado, del presente y seguramente del futuro. En una catedral queda condensado todo el registro de la navegación histórica de la ciudad y de la sociedad que la construyó y la mantiene y nos dice hacia dónde va el mundo. Viendo una, desojándola como si fueran grandes rosas arquitectónicas (de ahí el título de los libros), uno aprende y comprende mucho mejor la sociedad que vive y mantiene estos edificios.

- ¿Dónde empieza su aventura por las 75 catedrales de España?

- Seguramente en la primera vez que vi una. Decía Fulcanelli en 'El misterio de las catedrales' que no había muchas sensaciones comparables a la sensibilidad de una persona ante la visión de una catedral en la infancia. Yo además tuve la fortuna que la primera que vi, al ser leonés, fue la de allí. Imagina la impresión que produce en un niño entrar en ese mundo de fascinación, de fantasía y más en una catedral como la de León, que es un gigantesco caleidoscopio, los colores cambian según el sol y las nubes... esa impresión es el origen de este magno proyecto.

- Cuando vuelve a catedrales como las de León, ¿sigue habiendo un poco de esa fascinación?

- Esto es como todo, la primera vez no se repite nunca en ningún orden de la vida, pero siempre queda, sobre todo en estos edificios, cosas que no acabas de ver del todo.

- En referencia a la sociedad española, a la cultura, ¿a qué conclusión ha llegado con este trabajo?

- Conclusiones he llegado a unas cuantas y sobre todo he aprendido muchos. No he viajado solo por todo el país, es que he estado un día en cada una de las ciudades. Un día dedicado a vagabundear da para mucho. Por un lado, este país es un país de países. Las idiosincrasias diferentes quedan muy evidenciadas a través del viaje. Por otro, es que la sociedad se ha secularizado, la religión no tiene la importancia que tenía, y las catedrales ya son museos para turistas.

Llamazares: "Los pactos de Moncloa hoy serían imposibles"

Llamazares: "Los pactos de Moncloa hoy serían imposibles"

"Yo soy de esos que escribiría aunque nadie me leyera" /Vídeo realizado por Miriam Cos- En 30 años de periodista, ¿qué ha aprendido sobre España?

- La mayor riqueza que te aporta una columna semanal es que te obliga a pensar sobre temas. Muchas veces el ejercicio o desarrollo de una función hace que, a su vez, desarrolles el órgano. Por un lado, yo soy de la estirpe de los escritores machadianos. Machado decía que a medida que se hacía mayor tenía más dudas y menos certezas, yo siento lo mismo. El conocimiento, la pequeña sabiduría que te da la vida, te hace dudar más de las cosas. Por otro lado, le agradezco a mi columna que me permite ejercitar el pensamiento. Luego hay momentos que piensas que lo que haces sirve para algo y otros que estás predicando en el desierto.

"Internet es un patio de vecinos"

- ¿Cómo ha vivido la revolución digital? ¿Tiene muchos trolls en las redes?

Seguro que sí, pero cuento con la ventaja de que no tengo redes por decisión propia. Me llegan ecos de si se meten conmigo o no. El mundo ha cambiado, antes la gente no tenía la oportunidad de decir lo que piensa inmediatamente y desde el anonimato. Esto tiene su lado bueno, pero también el malo. Hay una inflación de la opinión de todo el mundo, y todos tienen derecho a opinar, pero para esto primero hay que pensar y sobre todo respetar a los demás.

Con lo poco que me llega normalmente, la mayor parte de la gente que interviene en redes es para descalificar a los demás y a mi eso no me interesa. Internet es un inmenso patio de vecindad donde cada uno dice lo que le da la gana, a mi no es que no me interese su opinión, sino que tampoco tengo tiempo. Por higiene mental y tiempo no me preocupo.

EL DATO

Llamazares nació en el desaparecido pueblo leonés de Vegamián. Sus géneros más destacables han sido la literatura de viajes, el ensayo y las columnas que publica semanalmente en el periódico El País. Ha escrito cuatro guiones cinematográficos, uno de ellos, 'Flores de otro mundo' (2000), galardonado con un Goya. Tres libros de poemas y una antología completan su obra, que ha recibido numerosos premios, el ultimo en 2016, cuando fue finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León y renunció.

- Así se es más feliz...

- Sí, la mayor parte de la gente cuando comenta es en plan negativo. Tampoco aporta nada... soy más feliz sin saber lo que la gente piensa de mi y no pierdo el tiempo con el móvil todo el rato. Esto es una esclavitud del siglo XXI. Aunque no tengo nada en contra, depende del uso que le des.

- Estamos viviendo el resurgir de los extremos políticos, ¿era algo de esperar?

- No, en realidad se retroalimentan. La irrupción del nacionalismo catalán, que ha pillado por sorpresa a todos los políticos y que tiene sus raíces y su lógica historicista, ha hecho brotar otra vez una España que uno pensaba que ya formaba parte de la historia. Es muy desmoralizador ver cómo volvemos a escuchar mensajes y consignas que a uno le recuerdan la época previa a la Guerra Civil. Por fortuna no estamos en los años 30, pero hay gente que cree que vive entonces todavía. Hay mensajes que a uno le ponen la piel de gallina. Alta traición, humillaciones... habría que bajar un poco el diapasón, sobre todo por parte de los políticos, porque eso contagia a la gente y se retroalimenta.

- Hace falta más cultura para acabar con esto.

- Puede que tenga que ver con la falta de cultura, pero también es verdad que nunca ha habido el nivel cultural que hay ahora, por eso sorprende todavía más la agresividad, la falta de educación y la incapacidad para dialogar. Ahora, en seguida la gente pasa al insulto. Es algo que debería preocuparnos porque se crea un clima que no trae nada bueno.

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