El Resurrection Fest arrancó el miércoles oficialmente en Viveiro con una warm-up party que, lejos de ser un calentamiento para los días de festival que quedan por delante, ya ha dejado algunos momentos memorables ante un Ritual Stage repleto por el que pasaron bandas tanto internacionales como nacionales y gallegas.

Desde el metal extremo de Sepultura y Here Comes de Kraken hasta el hardcore de We Ride, la jornada del miércoles preparó a los asistentes para el día de ayer, que contó con Anthrax, Dropkick Murphys, Red Fang, Suicidal Tendencies y Airbourne como platos fuertes.

Alrededor de las 18.00 horas del miércoles dio comienzo el primero de los conciertos de la tarde y del festival, con el trío instrumental mexicano Parazit y su metal progresivo, que darían paso a los vigueses Aphonnic, que pusieron al público en movimiento en una carpa repleta desde su comienzo con la emblemática Mi capitán.

Les seguirían también desde Vigo We Ride, que se reencontraron con el festival tras haber participado en 2013 y después de haber girado por todo el mundo, lo que no impidió que conectaran con el público a través de su hardcore clásico y su derroche de energía.

Después llegaría el primer encuentro del día con el metal extremo de Here Comes The Kraken, que precedieron al que fuera bajista de The Ramones, CJ Ramone, quien interpretó tanto temas propios como canciones míticas del grupo, como I Wanna Be Sedated, para el deleite de sus fans.

Sepultura

Más tarde entrarían en escena Soziedad Alkohólika, que reventaron la carpa con sus éxitos habituales, como "Piedra contra tijera", y con canciones nuevas que fueron bien recibidas por los fans como "Política del miedo", que apenas lleva dos semanas publicada.

Pero el plato fuerte de la noche llegaría pasada la medianoche, con Sepultura -sin los hermanos Cavalera el frente- volviendo la vista sobre sus temas clásicos, convertidos ya en himnos del metal extremo, y presentando además el álbum que venían de publicar este mismo año, Machine Messiah, ante un Ritual Stage en el que ya no cabía un alma.