El escritor vigués Pedro Feijoo vuelve a las librerías con nuevo material. Con el aroma de las páginas nuevas, saluda al

lector la versión en gallego Os fillos do lume (Xerais) y la castellana Los hijos del fuego (Ediciones B). Se trata de un trabajo que arrancó en enero de 2014 en el que plasma búsquedas fatigadas pero ansiosas en archivos, bibliotecas, entrevistas y libros, muchos de ellos descatalogados. Asegura que "este libro es una declaración de amor a Vigo". El autor, que ahora reside en Cataluña, se encuentra estos días de promoción en Galicia. El próximo 3 de julio, presentará la novela en la Puerta del Sol de Vigo, en la Feria del Libro, el mismo lugar donde estalla la acción en esta entrega. Feijoo, con su habitual humor, da un consejo: "Los que vengan que lo hagan con chaleco antibalas por lo que pueda pasar".

-Justo en los inicios del libro, arranca la acción en la Porta do Sol, en plena celebración de la Reconquista de Vigo, con el asesinato del alcalde, socialista y de nombre ficticio? ¿Teme que hiera esto susceptibilidades?

-En este país, hay gente para todo. No puedes vivir ni trabajar pensando si molestas a alguien. Si lo pensaras, no harías nada. Como ciudadano, hay cosas del alcalde que no me gustan pero no pretendo un ajuste de cuentas con esto. Mi intención no era generar polémica. Yo empiezo la obra así porque, a lo largo de estos años, pensé por qué no hacer aquí cosas que fuera son absolutamente normales y que funcionan de maravilla. Películas sobre magnicidios, las hay en todas las culturas. Al presidente de los Estados Unidos, en ficción, lo han matado tantas veces que parece imposible que haya aún gente que quiera serlo. Yo no busco polémica pero sí llamo la atención porque ahora tenemos un alcalde muy mediático.

-¿Qué hay de verdad en que la historia de la Reconquista de Vigo es una gran estafa como señala el libro?

-Es una novela de ficción pero no todo lo que digo es ficción. Te vas a encontrar partes que son ciertas. Yo siento un cierto desencanto por la historia de la Reconquista en general y tal y como nos la cuentan hoy. En este libro, hablo de cuándo al país (España) le toca tomar una decisión empezando por Vigo que fue la primera plaza recuperada. La población tuvo que elegir entre apostar por las ideas de progreso que llegaban de Europa con la libertad y fraternidad o apostar por el conservadurismo, el absolutismo más feroz. Recordamos como una gran victoria el haber sacado el progreso. También entiendo que es muy difícil apostar por la razón cuando viene precedida por las balas de los mosquetones. Acepto la liberación del pueblo que se libera a sí mismo pero me parece una estafa vender eso como triunfo porque es evidente que fue un retroceso. Esa es la historia de España, apostar siempre por el bando equivocado. Nos empeñamos en mantener viva la memoria de unos actos que no fueron exactamente así. En el teatrillo que se hace ahora, tiene un papel fundamental Cachamuíña, Carolo, ahora Aurora, pero francamente Cachamuíña fue el más noble de los que participaron en la contienda pero no tuvo tanto protagonismo. Carolo es muy difícil de ubicar históricamente. Aurora es algo que nos inventamos ahora para personificar un grupo de gente, al pueblo. Y nos empeñamos celebrar el día de la Reconquista como una gran gesta militar cuando, en realidad, es más meritorio lo que no se celebra.

-¿Por ejemplo?

-Cuando en el libro se cuenta la historia de tres paisanos que son asesinados en una taberna por franceses, son las tres únicas bajas paisanas durante toda la ocupación francesa. ¿Cómo se consigue eso? Gracias al cerebro de Vázquez Varela. De eso, no se cuenta nada en la celebración. Del papel que tuvieron las alarmas, tampoco se cuenta nada. Vendernos a Chalot como un patán cuando, en realidad, era uno de los héroes y oficiales más valorados del ejército napoleónico. Él ya estaba en la toma de la Bastilla.

-En la novela habla de Pablo Morillo como un miserable.

-Era un trepa, un oportunista. Quiso fusilar al resto de los caudillos locales dos noches antes de la Reconquista. Y, sin embargo, ahí está con una calle en el Náutico y una estatua en la Plaza de la Independencia. Esa es una estafa.

-También habla de la piratería de vigueses con un alcalde, Marcó del Pont, como benefactor.

-Este es un episodio determinante para entender el carácter de la ciudad. Mucho se habla del gremio de mareantes, la cofradía del Berbés y de la Misericordia, se habla de una ciudad marinera, pero si pones en proporción eso frente a los corsarios del Areal, es minúsculo lo que se habla de estos últimos. Pero la riqueza que hizo fuerte a la ciudad entre 1740 a 1808 no procedía de los marineros del Berbés, sino de los negocios que se hacían alrededor de las patentes de corso, de los barcos que zarpaban desde el Areal y el gran impulsor, entre otros, fue Marcó del Pont. Por ahí, entró mucha riqueza. Ayuda mucho a entender el carácter de la historia de Vigo.

-Hay un momento en el que menciona el lugar donde se imprimió Cantares Gallegos, de Rosalía de Castro. Se sabe que la placa actual no se encuentra en el lugar real de la imprenta de Compañel. Usted propone otra ubicación, ¿fruto de su imaginación o de pesquisas?

-Es el número 21 de la calle Real. No encontré un documento en el que Compañel certifique eso pero encontré documentación y opiniones de gente que sabe mucho más que yo. Todo se debió a un error administrativo. Viendo los registros de los números de la calle Real de Vigo, el número 14 de entonces se corresponde con el actual 21, donde hoy está el bar Tipo X.

-¿Ha cambiado mucho el mundo literario desde que usted está inmerso en él?

-Como autor, no me quejo de nada. Como espectador, recuerdo los discursos castastrofistas sobre el libro digital. Bragado me dijo que las ayudas al sector editorial bajaron un 80% pero la facturación siguió subiendo. Las cosas van mal pero podrían ir muchísimo peor. Por parte de la gente, veo colas de gente con el libro de papel bajo el brazo para que lo firme. No veo falta del cariño por el libro.