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Rita Azevedo presenta en Vigo la película "Correspondencia", una oda de imágenes poéticas

La cineasta lusa proyecta el sábado este filme sobre Sophia de Melo y Jorge de Sena dos estrellas de las letras portuguesas

La actriz Rita Durao, en una escena. // FdV

El fue un "glorioso vencedor" y "amargo vencido" con aire de "capitán de tempestades" que vivió sus últimos años en el exilio sin poder regresar a Portugal. Ella, la "señora de la intemporalidad" -por sus cartas raramente fechadas- que ganó el premio Camões y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Ambos, dos amigos del alma cuyos versos figuran entre lo mejor de las letras portuguesas de todos los tiempos. A pesar de su fallecimiento hace años, el filme Correspondencias, de la cineasta Rita Azevedo (Lisboa, 1952) los reúne a partir de su obra y de las misivas que se enviaron de 1959 a 1978. Este viaje al pasado a través de versos e imágenes poéticas se podrá ver el próximo sábado en Multicines Norte, en Vigo a partir de las 19.30 horas con presentación y coloquio con la directora.

La cineasta recala en la ciudad olívica coincidiendo con el estreno en España de este filme y poco después de que la Filmoteca Española en Madrid le haya dedicado un ciclo.

Su última película -grabada con iPhone, cámara digital profesional y el anciano y analógico formato super8- hace reflexionar sobre conceptos como exilio, amistad, el drama de la humanidad o la patria.

Desde su corazón, Azevedo confiesa que "en cierta manera, me siento exiliada en el contexto actual (...)He sentido cierto rechazo" en el mundo cinematográfico luso. Azevedo experimenta con el metraje. En este filme, las imágenes recrean situaciones poéticas con una ventana abierta al mar, un espejo viejo que refleja un hombre tocando un chelo, un palacete acariciado por un estanque...

En un momento, una pequeña rodeada de mayores que ven diapositivas pregunta dónde está exilio. La respuesta es el silencio. "Fue -señala- una pregunta que me hice a mí misma porque no entendía qué era. Me intrigaba saber dónde se encontraba esa tierra tan distante de la que no se podía volver".

Ese fue el caso de Jorge de Sena -un gran olvidado en su país según Azevedo- quien a finales de los años 50 abandonó Portugal perseguido por el régimen dictatorial de Salazar. En Brasil, fue profesor en la misma universidad donde Sartre impartió cátedra hasta que en los 60 perdió el puesto, cansado de la "maldad irremediable" de un mundo que, aún así, él amaba. La dictadura en el país carioca hizo que pusiese rumbo a Santa Barbara, Estados Unidos, donde finalmente falleció en 1978.

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