¿Qué harías si te encontraras con una pareja practicando sexo a escasos metros de ti y no pudieras marcharte ni mirar para otro lado? Esta es la respuesta a la que podrá responder el espectador de "Vooyeur", una comedia articulada sobre cuatro encuentros sexuales, donde Lilith, la primera mujer de la creación, ejerce de maestra de ceremonias. Tras dos temporadas en Madrid y otras ciudades de España, "Vooyeur" subirá la temperatura este sábado en el Auditorio Municipal del Concello de Vigo. Un día antes, el viernes, estará en el Auditorio Municipal Gustavo Freire de Lugo. Patricia Jordá, dramaturga y sexóloga, es al autora del texto y también forma parte del elenco que dirige Luis Andrés-
-El sexo, palabra atrayente allá donde las haya... ¿también sobre los escenarios?
-Por supuesto, el sexo tiene un poder irremediable; nos atrae de forma natural porque es una fuente de placer y está asociado con eso, aunque muchos aspectos sigan siendo tabú.
-¿De qué forma se plantea el sexo en esta comedia?
-Yo soy sexóloga y psicóloga, además de actriz y dramaturga, y quería unir todas estas facetas para volcar sobre el escenario algunos conceptos sobre el sexo que sirven para actualizar otros que están ya desfasados. "Vooyeur" además de estimular e, incluso, excitar, tiene un componente pedagógico importante ya que trata el sexo de una forma más profunda de lo que se ha hecho en el teatro hasta ahora.
-¿A qué conceptos se refiere?
-A la mayor parte de la gente le falta imaginación, creatividad y juego en el sexo. Las relaciones siguen siendo muy coito céntricas y olvidamos que el sexo está también en la mente. En la obra pretendemos ahondar en esa parte más amplia del sexo.
-Y lo hacen con humor. ¿Ingrediente imprescindible en el sexo?
-Es muy importante porque conecta con el mismo tipo de energía; el placer, el hedonismo y el disfrute están en el mismo pack. La risa siempre sirve para aflojar tensiones.
-Y el público, ¿se muestra tenso al ver una obra que habla de sexo, en algunos momentos de forma bastante explícita?
-La obra está tratada con elegancia y sutileza y la parte más explícita se desarrolla en la oscuridad. Aún así, se crea una tensión también por los sonidos; es como escuchar a los vecinos a través de la puerta: nos incomoda y nos excita a la vez. A veces los actores notamos la tensión en el patio de butacas pero se rompe de pronto con una carcajada.
-¿Todos somos un poco voyeurs, mirones?
-Ya el concepto del espectador del teatro es el de un mirón, aunque el voyeur busca una excitación. No a todos nos gusta mirar pero es estimulante y está conectado con nuestra naturaleza curiosa.
-Su "Vooyeur" es así, con dos oes.
-Sí, era una forma de recalcar los ojos que miran, como un paralelismo.
-Y a los actores, ¿les costó ponerse en su papel?
-Al principio tuvimos que luchar contra nuestro propio pudor como personas y como actores. Hubo que ir poco a poco, despojándonos de nuestras propias restricciones, con un trabajo progresivo. De hecho, hicimos varias versiones y la actual es de un tono más subido que las primeras.
-¿Los españoles hablan de sexo de una forma natural?
-Alardean mucho pero muy pocos se atreven a hablar de sus dificultades. La falta de deseo es el trending topic de las consultas ya que muchas personas están aburridas de su vida sexual y les resulta desmotivadora. En la obra planteamos propuestas de juego e invitamos a que la última escena la haga cada uno en su casa.
