"Quizá el municipio vigués, que cuenta entre sus naturales al único nieto del llorado muerto, no esté de momento en holgura económica para realizar algo semejante (referencia al homenaje tributado a Valle Inclán en Madrid unos días antes). Pero sí puede, si sus herederos quisiesen aceptar la propuesta formulada anteanoche ante la Comisión reunida en la Casa Municipal por el que suscribe y aprobada unánimemente por los asistentes a la misma, declararse curador de la mayor de sus hijas colocada aún al morirse bajo su patria potestad -de María del Valle Inclán- y ofrendarle una pensión en que ella, Vigo, la región y el país entero viesen solo algo del reconocimiento que Galicia debe a quien hace elogiar su nombre en uno de sus nietos".

La publicación de este artículo en la última página de FARO DE VIGO el 24 de enero de 1936 (veintiún días después del fallecimiento de Valle Inclán en Santiago) resulta de todo punto de vista interesantísima. Fue su autor Pedro Carasa, "director del Instituto vigués", es decir, un compañero y se supone que amigo de Jerónimo Toledano Cañamaque, marido de esa tal María del Valle Inclán que no es otra que María de la Concepción (Concha), la hija mayor de don Ramón, quien residía en Vigo debido precisamente a que su esposo formaba parte de la plantilla de profesores de aquel Instituto.

En su artículo, Pedro Carasa remite a una de las reuniones previas a la sesión plenaria que la Corporación Municipal de Vigo celebró el miércoles 29 de enero y en la cual se aprobó la propuesta de la moción presentada por el vocal de la Comisión de Cultura y Arte del Concello, Eugenio López Aydillo, la celebración del homenaje y su concreción en actos como "editar una esmerada edición de páginas valleinclanescas destinadas a servir de lectura en escuelas, institutos y universidades", la instalación "en uno de los jardines de lo que fue Alameda, de una biblioteca popular que llevará el nombre de Valle Inclán (...) figurando entre sus fondos la totalidad de las obras del eximio escritor" y la celebración "en el coliseo García Barbón en los primeros días del mes próximo de una solemne sesión necrológica".

Llama poderosamente la atención el punto tercero de aquel acuerdo, cuyo texto extraemos íntegramente de la página del día de FARO DE VIGO: "El Ayuntamiento de Vigo, teniendo en cuenta el estado de grave penuria económica en que se halla la familia del ilustre escritor gallego, gestionará de los Poderes Públicos una pensión decorosa y extraordinaria que alcance hasta la mayoría de edad de los hijos del que es legítima gloria de las letras hispanas".

Valle Inclán, con su esposa, y su hija Concha, madre de Jerónimo Toleedano

EL HOMENAJE VIGUÉS A DON RAMÓN

De toda aquella serie de acuerdos, sólo se pudo cumplir uno, el del homenaje en el García Barbón, y para eso tuvo lugar no el "mes próximo", tal y como se preveía, sino exactamente dos meses después. Pero, curiosamente, no sólo ningún miembro de la familia de Valle Inclán intervino en la gala sino que, si atendemos a la crónica del decano, ni siquiera asistió, a pesar de que aquel acto reunió tanto a "las más distinguidas familias de la ciudad" ".

¿Dónde estaban los Toledano-Valle Inclán aquel día? Pues probablemente en Astorga (León). Así lo desveló el propio Jerónimo Toledano Valle Inclán en una entrevista publicada el 20 de febrero de 1987 en el diario alicantino "Mediterráneo" y que ha sido facilitada a FARO por otro de los nietos de Valle, el pontevedrés-compostelano Francisco Javier Valle Inclán Alsina, hijo de Carlos, heredero del título de marqués de Bradomín. "La noticia de la muerte del abuelo -cuenta Jerónimo a su entrevistador- fue conocida por mi madre a través de un diario que se publicaba en Astorga, donde vivíamos por entonces. Mi padre ejercía como director (¿?) del Instituto de Vigo y nuestra estadía en la población leonesa era debida a la salud de mi madre. Tengo grabada la imagen de mi madre llorando y mi padre intentando consolarla. Don Ramón significó mucho para sus hijos".

"EL NIETO MÁS PARECIDO"

Toledano Valle Inclán en ningún momento recuerda homenaje alguno a su abuelo, pero la citada entrevista es muy valiosa pues, escribe su autor, el periodista Bernat Capó, "Don Jerónimo, en su juventud, cursó estudios de periodismo que abandonó, definitivamente, a la muerte de su padre para dedicarse por entero a la medicina, prometiendo no escribir ni un verso más. De su época en la Escuela de Periodismo recuerda numerosas anécdotas y sobre todo recuerda (sic), no sin cierta nostalgia, las tertulias con los compañeros de un curso que vino a denominarse el de los nietos ilustres dado el numeroso censo de descendientes de marqueses, médicos, escritores, políticos y terratenientes" .

Coincide este Jerónimo Toledano con los descendientes gallegos de Valle Inclán que le conocieron personalmente a la hora de desmentir la fama de bohemio empedernido de su abuelo. Es algo que reitera en estas declaraciones de 1987 que hoy rescatamos. Por ejemplo, cuando sostiene que "El lazo de unión más sólido en la familia ha sido siempre el extraordinario cariño que todos han profesado al padre. Sin excepción le han venerado, porque el abuelo era un hombre bueno, generoso y tremendamente hogareño, faceta quizás un tanto desconocida y oscurecida por el impacto de su personalidad pública". O cuando afirma que "en don Ramón, así se le llamó siempre, las virtudes sobresalían hasta tal punto que el recuerdo se centra en su genio bondadoso, su amor entrañable a la familia y su actitud incorruptible ante la vida".

Aquí cabe reparar en que Jerónimo Toledano, tal cual confiesa, habla de su abuelo más por lo que le contaron en casa que por sus propios recuerdos porque en 1936 este nieto vigués cumplía todavía los cinco años de edad. En ese marco hay que entender esta afirmación de Jerónimo con respecto a su abuelo: "Según dice la familia, soy, de todos los nietos, el que más se le parece".

EL REPUBLICANISMO DE DON RAMÓN

Con respecto al posicionamiento político de don Ramón, su nieto no duda en calificarlo de "republicano convencido" que "sufrió el acoso y la represión de (Miguel) Primo de Rivera". El republicanismo del escritor era totalmente compartido por su primer yerno, Jerónimo Toledano Cañamaque, del cual, al ponerse FARO en contacto con su hija Concepción, su primera reacción fue la de espetar: "¡¿Del FARO?¡ Vaya, el periódico de la ciudad donde quisieron matar a mi padre por rojo!".

JUBILADO EN 1995

Tras la entrevista que se le efectuó en 1987, Jerónimo Toledano Valle Inclán se difumina en el anonimato,por lo menos en lo que respecta a sus comparecencias públicas. Las últimas noticias que hemos podido contrastar de él, procedentes de Alicante, confirman que en 1995, cuando tenía entre los 64/65 años de edad, el Colegio de Médicos de dicha provincia lo registra de baja "por jubilación".

En la guía telefónica de la provincia de Alicante y en el registro del cementerio de Benissa no figura nadie con ese nombre y apellidos.

Imagen 1: Jerónimo Toledano Valle Inclán, en 1987

Imagen 3: Joaquín del Valle Inclán, nieto del genial escritor