Eduardo Mendoza afirmó ayer que el Premio Cervantes es "un final de trayecto feliz", aunque matizó que "eso no quiere decir que no vaya a hacer nada más". Mendoza celebró una rueda de prensa en el Instituto Cervantes de Londres, ciudad en la que reside y donde le sorprendió la noticia del premio "andando por la calle".

A sus 73 años y con 15 novelas, dos libros de relatos, dos obras de teatro y cuatro ensayos en su haber, el escritor se ha hecho con el "nobel" de las letras en español, lo que valoró, por "su importancia" y por "el momento en el que llega", como un "fin de ciclo".

Explicó que la buena acogida que tuvo su primera novela "La verdad sobre el caso Savolta", que se hizo con el Premio de la Crítica en 1976, le "cargó de responsabilidades". "He vivido 50 años pensando que todas las esperanzas que se depositaron en mí iban a quedar frustradas, pero, ahora, al recibir este premio, veo que las cosas han salido más o menos bien", apuntó el escritor.