ÁGATHA DE SANTOS | VIGO

Moncho Borrajo se sube al escenario con toda su artillería verbal para diseccionar la situación política actual en su nuevo espectáculo, "¡Madre Mía! ¡Como está España!", con el que actuará este sábado (21.00 horas) en el Auditorio Mar de Vigo. En este montaje, Borrajo se despoja de los personajes a los que encarnó en sus tres anteriores espectáculos para volver a ser ese cómico ingenioso, mordaz en ocasiones, tierno en otras, que reflexiona en voz alta sobre los titulares de actualidad y que no deja títere con cabeza.

-¿Qué Moncho Borrajo verá el público en "¡Madre Mía! ¡Como está España!"?

-Después de haberme retirado cinco años para poder atender a mi padre, y tras su muerte, volví con una trilogía de espectáculos: "Golfus Hispánicua", "Yo Quevedo" y "Moncho Panza", donde quería hacer como unos personajes para que la gente me viera de otra manera, pero también es cierto que a la gente también le gusta el Moncho de siempre, el Moncho de cabaret, que canta canciones, que se mete con la gente. Después de hablar con varias personas que me quieren y me respetan una de ellas me dijo que por qué no hacía lo de siempre, y así vuelvo al Moncho de siempre, que coge el diccionario para inventarse una canción, que puede ser un rap, una bossa nova, una canción con tintes políticos en plan cachondo. Pero ahora, en vez de subir a seis hombre al escenario, subo a seis chicas, que se lo pasan pipa cantando conmigo. Lo fundamental es entretenernos y reírnos un poco de lo que está pasando en este país, que es tristísimo.

-Con todo lo que está pasando, ¿cuánto cambia el espectáculo?

-Al titularse "¡Madre Mía! ¡Como está España!" es un espectáculo que cada veinte días cambia la mitad. A mí me gustaría mucho que viniera el alcalde de Vigo a verlo porque lo pasaría muy bien. Yo sigo metiéndome con todos, evidentemente con todo lo que hacen mal. Nunca me he metido con la persona, sino con lo que dice la persona. Y ahora con las luchas del PSOE, las luchas de Podemos, que si la Marea, que si no hay Marea... hay tema para dar. Pero yo creo que en clave de humor se pueden decir muchas cosas que en serio no se pueden decir. Y entre broma y broma, también intento meter cosas sociales. Creo que una pequeña bofetada a tiempo sobre temas como la homosexualidad, el maltrato a la mujer -que llevamos ya 43 mujeres muertes en lo que va de año y no puede ser-... es necesaria. Creo que como cómico estoy moralmente obligado a denunciar ciertas cosas. Chaplin, Cantinflas, Gila... los grandes cómicos lo han hecho. La función del cómico es ser un poco la mosca cojonera.

-¿Los políticos tienen sentido del humor?

-Los de ahora muy poquito. Yo recuerdo en la sala Cleofás a Carrillo y a Fraga sentados en la misma mesa riéndose los dos cuando me metía con cada uno. Los de ahora se lo toman muy en serio. Creo que deberían ir más al teatro y reírse porque, además, tienen que entender algo que los artistas a los que imitamos sí entienden, que cuando nos metemos con ellos es porque son importantes. Y luego los hay también que se enfadan porque no me meto con ellos pero tampoco puedo conocer a todos.

-¿Y cómo está España?

-Está dormida. Yo creo que nos echan algo en el agua porque no es normal que un país esté tan quieto, tan pasota. Y es preocupante que un país no se preocupe por sus derechos, por nuestros derechos: educación, sanidad, justicia... porque no hay cosa más fácil para un ladrón que te dejen la puerta abierta, y no hay cosa más fácil para un político corrupto que al pueblo le importe una mierda lo que roben o le dejen de robar. Pero además, en este país estamos perdiendo el civismo, es decir, todo vale: quemar contenedores, destrozar bancos... sin darse cuenta de que lo pagamos todos. O lo de la niña de Mallorca, que en un recreo le destrozan un riñón a patadas y el colegio dice que no tiene culpa. Y entonces, ¿quién la tiene? Que nos lo cuenten. O lo de la tele, donde cualquiera que haya salido en un programa ya puede opinar de todo y, además, es aplaudido.