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Análisis de una carencia arraigada

Se buscan lectores y hábitos de lectura

El sector de los libreros enfrenta los malos datos del índice lector entre el pesimismo y la esperanza

Lectores en una libería. // Gustavo Santos

El mundo editorial se encuentra divido en dos ante los datos publicados por el CIS que muestran que el 36% de la población no lee libros nunca o casi nunca. A un lado los pesimistas, al otro los optimistas o esperanzados. Los hay que llaman a la calma y hablan de la generación más lectora de la historia, aunque no sea en formato libro, pero algunos proclaman un desastre que ya está pasando factura a la sociedad.

En el grupo de los menos esperanzados se encuentra el presidente de la Asociación Gallega de Editores, Xosé Ballesteros. "Estamos hablando de un gran drama", enfatiza. En su opinión "una parte de la sociedad está adormecida con el consumo inmediato" de otros tipos de ocio: "Nunca una sociedad tuvo tantas posibilidades de acercarse a la lectura pero falta base, la necesidad que sentimos algunos de tener que leer y no solo por placer, los escolares necesitan leer para comprender".

Para cimentar ese principio señala los primeros años de vida. "Son fundamentales, somos una sociedad que no valora el trabajo de los maestros de educación infantil". Coincide con él el escritor Antonio García Teijeiro, que acusa a los planes educativos de ser los grandes culpables: "Se fomenta la informática, las ciencias de la tecnología y cada vez menos las humanidades, esto es un error, la labor de lectura ha quedado relegada a la voluntad de algunos profesores".

Frente al conocimiento técnico, defiende las capacidades que se desarrollan gracias a la lectura, como la reflexión, la crítica del entorno, el conocimiento propio o la solidaridad. "La lectura te enseña un mundo más profundo que no tienes a tu alrededor, te hace ser más libre, me parecen cosas fundamentales".

Ambos señalan que dejar en manos de los maestros la responsabilidad de formar lectores no es la solución. La escritora Ledicia Costas incide en que "tenemos que trabajar para que los libros sean objetos familiares". Entendiendo que el momento económico no es el más propicio para la compra, opta por llevar a los más pequeños a las bibliotecas -el CIS informa de que un 70% no ha acudido a uno de estos centros en el último año-. "Regalarles un carné de biblioteca o ir a dar un paseo por allí es una alternativa fantástica".

La escritora considera que en muchos casos existe un "miedo a la lectura" que hay que solventar: "Decir que no te gusta leer es como decir que no te gusta viajar, hay tantos sitios para ver que alguno será adecuado para ti y con los libros pasa lo mimo".

Marilar Aleixandre, escritora, matiza que el contexto en Galicia no siempre es el más adecuado: "Ir a las bibliotecas es un hábito que se adquiere, si en muchos sitios no hay (especialmente en el rural) no se va a conseguir que la gente vaya y lea".

Su posible solución recae en la Administración pública. Ahonda en que "falta una estrategia para promover los hábitos lectores" y pone como ejemplo la radio o la televisión, donde los programas culturales están relegados a horas intempestivas, si es que llegan a hacerse un hueco en la parrilla.

Su esperanza está puesta en los jóvenes lectores, ya que la literatura infantil y juvenil es la que más éxito tiene. Los libreros apuntan la misma circunstancia. "Soy optimista, creo que a pesar de la competencia de otras formas de ocio que van ocupando espacio, se sigue leyendo mucho, tenemos la generación más alfabetizada de la historia y ahora los niños, que antes solo leían en la infancia, continúan en la adolescencia", explica Xurxo Patiño, presidente de la Asociación de Libreros de Galicia.

Otro librero, Gonzalo Pérez, de Cartabón, apoya esta reflexión: "Leemos más que nunca, aunque no se un libro como tal, lo que me preocupa es el poder adquisitivo, porque comprar cuatro o cinco libros supone 100 euros y eso poca gente se lo puede permitir". Señala que el libro electrónico prometió ser un boom, en parte porque abarata los costes de lectura, sin embargo no ha triunfado como se esperaba. El 62% de los lectores nunca ha usado uno.

Todos defienden la convivencia de ambos y no creen que su llegada haya influido en la lectura, pero sí señalan que en cierta manera se han desaprovechado sus posibilidades ya que los libros digitales en España son caros.

Ante este panorama, algunos como Ballesteros, considera perdidos a los adultos no lectores por "el desprestigio" que sufre el libro y clama por un plan que a largo plazo cree nuevos devoradores de libros. Otros, como Costas, creen que no hay que rendirse porque "es imposible" no encontrar una lectura que convenza. Y también los hay que, como a Pérez, les parece que los hábitos, gustos y posibilidades cambian y que la lectura está presente más allá de los libros por lo que "no hay que preocuparse tanto".

Xosé Ballesteros - Pr. Asociación Gallega de Editores

"Una parte de la sociedad está dormida, estamos ante un gran drama"

Ledicia Costas - Escritora

"Tenemos que trabajar para que los libros sean objetos familiares"

Xurxo Patiño - Pr. Federación de Libreros de Galicia

"No hago una lectura tan negativa, los hábitos de ocio han cambiado"

Antonio García Teijeiro - Escritor

"Le estamos dando la espalda a ser más críticos y reflexivos"

Marilar Aleixandre - Escritora

"Falta una estrategia pública para promover los hábitos de lectura"

Gonzalo Pérez - Librero

"Leemos más que nunca, lo que me preocupa es el poder adquisitivo"

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