Los masones quiere romper los prejuicios que les rodean, mostrando a la sociedad lo que hacen, los valores que defienden y los ritos por los que se guían. Para ello, en Galicia cuentan con el Instituto de Estudios Masónicos de Galicia, constituido el pasado año por maestros masones e investigadores, y que se presenta hoy en Vigo (Mishima Café do Libro, 20.00 horas), junto con su primer estudio sobre esta institución milenaria, "Análisis lineal de los rituales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado: los grandes símbolos". Esta obra recoge uno de los ritos aprobados para España -hay unos 150 ritos diferentes en todo el mundo-.
"El instituto nace de la necesidad de romper con la falsa idea que la gente tiene, o la no idea, de qué es la masonería, una institución que funciona con absoluta normalidad social en otros países como Estados Unidos y Alemania, pero sobre la que en España, debido a que la represión franquista prácticamente la exterminó, hay muchos prejuicios y falsas ideas", asegura el presidente del Instituto de Estudios Masónicos de Galicia, Ricardo Aldao Mantilla. Y para romper este muro, los masones se han marcado como tarea darse a conocer y demostrar que son organizaciones discretas, pero en absoluto secretas.
"Queremos mostrarnos al público, abrir nuestras puertas, sin ocultamientos. Los únicos secretos que tenemos son los que puede tener un consejo de administración de una empresa o la reunión entre dos particulares. No hay más secretos que estos", insiste Aldao.
La razón por la que la masonería no ha sido capaz de romper con los falsos estereotipos se debe, según Aldao, a que los masones que regresaron a España tras la dictadura no fueron capaces de crear estructuras sólidas. "Hubo un fallo de comunicación. Además, la masonería fue inscrita judicialmente. Cuando el Gran Oriente Español solicitó el registro, el entonces ministro Martín Villa, lo denegó. Los masones recurrieron y el Tribunal Superior de Justicia les dio la razón. Es más, la masonería es la única organización que ha sufrido fusilamientos que aún no ha sido rescindida moralmente de todos los daños que sufrió", explica.
Pero pese al desconocimiento de la masonería, esta "está creciendo exponencialmente", según el presidente de esta institución, en buena medida como respuesta a la crisis, asegura. "En un momento de crisis, la gente busca los valores y personas de entre 25 y 45 años tratan de profundizar en ellos mismos. En este sentido, la crisis actúa como catalizador", afirma.
La masonería tiene su origen en los gremios de canteros de la Edad Media y no fue hasta el siglo XVII cuando permitieron la entrada a miembros cualificados de ámbitos ajenos a la construcción. Hoy, las logias albergan a hermanos masones de la más diversa procedencia. Hoy, muchas logias están presentes también en internet.
"En las logias hay desde catedráticos a trabajadores. Pero todos son hombres libres y de buenas costumbres, es decir, que no dependan de nadie para poder hacer frente a las cuotas, y no tener antecedentes", puntualiza Aldao, que añade que la masonería se rige por los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Tampoco hay discriminación por ideología política. "Lo único que se exige es ser demócrata, pero hay masones del PP, del PSOE y de Podemos", añade.
Según Aldao, la masonería no solo pretende ayudar a sus miembros a cambiar la forma de ver el mundo, sino que trabaja por hacer una sociedad más justa.
Las logias del siglo XXI tienen dos vertientes: las que se guían por los antiguos ritos o "Regla de los doce puntos", y las que se autodenominan autodogmáticas o liberales, con un criterio "más político o social", detalla.
Ricardo Aldao Mantilla - Presidente del Instituto
"No tenemos más secretos que los de una reunión particular"
