Cuando Inditex, aún no existía pero Amancio Ortega ya daba pasos en la moda readaptando prendas según su aguja, el sastre coruñés vendía por Galicia sus confecciones en cajitas de cartón donde se leía GOA (acrónimo de su nombre al revés). El destino quiso que, en un museo de la capital ourensana, alguien guardase dentro de una de esas cajas varias piezas que los romanos usaban para crear hilo. Esa conexión de siglos atravesando de golpe la historia se plasma en la exposición "Con-Fío en Galicia" que se abre en la Cidade da Cultura el viernes. Allí, se verán la caja y otras 300 piezas.

El fin de la muestra es ofrecer un homenaje al sector textil en la comunidad y cómo fueron evolucionando los gallegos en su vestimenta desde el Paleolítico hasta el actual siglo XXI. Ayer, Día de la Mujer Trabajadora -que arrancó a raíz de una protesta de mujeres en una fábrica textil-, el comisario de la muestra, Miguel Anxo Seixas, ofrecía unas pinceladas de avance sobre lo que se podrá ver en el Gaiás.

Como arranque, era inevitable preguntarle por una aguja de la Cova de Eirós (Triacastela). Este hueso pulido de siete centímetros de largo y datado en el Paleolítico está considerado la pieza más antigua vinculada al textil y que se ha encontrado en Galicia. "De esos tiempos, no tenemos vestigios de lino o lana porque las telas desaparecieron pero hay testimonios como huesos que se usaban para trabajar los hilos o para cortar el cuero. Eso ya habla de una actividad textil", señala Seixas.

En la exposición, el visitante podrá conocer cómo se vestían los castrexos, romanos o gallegos de la Edad Media, a través de las esculturas. Un apunte importante es la recreación de la vestimenta de Alfonso IX y Berenguela de Castilla, a cargo de la diseñadora viguesa Arantza Vilas.

La primeras telas originales que muestra la exposición proceden del archivo de la Catedral de Santiago con reliquias procedentes de Oriente. Hay que esperar a 1805 para disponer de las primeras piezas de ropa procedentes del Pazo de Tor, de Monforte de Lemos. Familias como González Moro, de Santiago de Compostela, también han sido de valía ya que "en vez de destruir, como hace todo el mundo, fueron guardando la ropa desde 1850 a 1950. A mayores, también se verá un vestido de Balenciaga de otra clienta gallega, de Lugo.

A mediados del siglo XX, el comisario de la exposición destaca la fábrica de camisas Regojo, de Redondela, que llegó a ser publicitada por Dalí que firmó un contrato por 125.000 pesetas y recibía una peseta por cada camisa Dalí que se vendiese. Lamentablemente, para la muestra no se consiguió ninguna. Sí se puede ver alguna máquina de coser Refrey (Bouzas) firma que llegó a vender unas 30.000 unidades al año.

De los 50 a los 80, es el periodo de los grandes comercios que venden también en las aldeas, destacando el trabajo de sastres y costureras que preceden a la eclosión de nuevos diseñadores a partir de 1980 como es el caso de Adolfo Domínguez -hijo de sastre- y su lema "la arruga es bella" vistiendo a los protagonistas de Miami vice.

Otro espacio destacado de la exposición es el prestado a alumnos de Esdemga y Mestre Mateo que reinterpretan piezas clásicas como las damas vestidas que se ven en una pintura de la Iglesia de Vilar de Donas.