El pianista chino Lang Lang ha demostrado esta tarde su técnica virtuosa y su capacidad comunicativa ante dos jóvenes que vivieron uno de esos días que difícilmente se olvidan. Mar Valor, de 15 años, y Rubén Morcillo, de 19, estudiantes de piano en conservatorios valencianos, han sido los receptores de los consejos del maestro de 33 años. Los tres han sido los protagonistas de la masterclass organizada por Levante-EMV y la fundación del concertista chino, que ha tenido lugar en el Oceanogràfic de Valencia ante decenas de personas, la gran mayoría jóvenes estudiantes.

"Nunca había dado clase delante de un acuario, es tocar para el mar, un escenario espectacular". El músico también tuvo palabras de reconocimiento para Valencia. Una de sus "ciudades preferidas", ha dicho, de las cientos que ha conocido en los cinco continentes. "Espero volver pronto". Ha bromeado con que no había parado de comer paella estos días de estancia en la ciudad.

El presentador de Levante TV Ximo Rovira ha conducido el acto junto al profesor de piano Juan Lago, que ha aportado sus conocimientos musicales. Ante un auditorio repleto, Lang Lang ha hablado de su experiencia en Valencia -es su sexta visita desde que conoció el Palau de la Música en 2003- sus últimos éxitos (lanzó en 2015 su último disco: 'Lang Lang in Paris') y la importancia que da a la formación de las nuevas generaciones. Como destacaba su agente hoy de este diario, la 'masterclass' ha sido el acontecimiento más especial, al margen de conciertos, durante su estancia en España.

Lang Lang concibe la música como un arte que debe penetrar en las carnes de la sociedad y alejarse de torres de marfil. Por ello, su implicación en experiencias como la de ayer y en una interminable lista de actividades que lo han convertido en un fenómeno mundial.

Entre los consejos que dio a los jóvenes que le preguntaron al acabar la clase, afirmó que lo fundamental es "mucha práctica, no solo moviendo las manos sino con el alma y la mente". Aconsejó acudir a conciertos y audiciones, continuar estudios de otras especialidades, montar grupos de cámara y "si se quiere ser el mejor pianista no hay secretos porque siempre habrá una interrogación sobre si eres realmente el mejor".

Un aplauso de los alumnos y del público despidió al pianista tras más de una hora de clase. Los tiempos estaban marcados porque le esperaba el avión para desplazarse ayer mismo a Asturias, su última parada en su gira de casi quince días por distintas ciudades de España.