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"Galicia Máxica, reportaje de un mundo desaparecido"

Un foco sobre el "haberlas, haylas"

Una muestra en el Museo do Pobo Galego expone fotografías inéditas de Gustav Henningsen, entre 1965 y 1968 - El danés se ganó la confianza de vecinos de Galicia y Asturias y logró retratar y grabar ritos de curación ancestrales

Un momento de la inauguración de la exposición, con el investigador Gustav Henningsen y su mujer, Marisa Rey. // Denís Estévez

"Eu non creo nas bruxas, pero haberlas, haylas, dice el campesino gallego", indica en "Tres años de investigaciones etnológicas en España" el experto danés Gustav Henningsen (1934), tras realizar un estudio que lo trajo a Galicia en 1965. Sus fotografías, hasta ahora inéditas, son un valioso documento de rituales de curación ancestrales, de costumbres y supersticiones, de protectores mágicos para el ganado y un rico folclore de ritos que salpicaban Galicia hace solo medio siglo. Es un reportaje de un mundo (casi) desaparecido, como se titula una exposición actual centrada en su obra.

El etnógrafo Gustav Henningsen visitó en Pontevedra las islas Ons en un viaje que describió como "una de sus semanas más provechosas", de la mano del investigador sueco Staffan Mörling -estudioso de las dornas y casado con una isleña- y también el santuario de O Corpiño, en Lalín, a donde peregrinaban los "ameigados". Se estableció en una aldea de Ordes, cercana a Santiago -entonces sin electricidad- y desde allí, con la ayuda de su esposa oriunda de Ourense aunque nacida en Madrid, desarrolló un completo estudio de rituales ancestrales de la Galicia Mágica. Llegó incluso al occidente de Asturias. Canciones, cintas magnetofónicas con doscientas horas de grabación y cientos de fotografías integran su legado.

Por primera vez y de forma inédita, el Museo do Pobo Galego en Santiago expone parte de aquellas fotografías, acompañadas de audios de conversaciones que Henningsen atesoró en un trabajo de campo para el que fue becado por la Universidad de Copenhague, entre 1965 y 1968. Le interesaron las diferencias entre los campesinos del interior y los pescadores, por ejemplo. La exposición, que ilustra el cambio de modo social y de vida en una comarca gallega en medio siglo, ha ampliado las fechas hasta el 31 de enero por la demanda.

"Tratándose de temas sobrenaturales, se encuentra el campesino gallego con un pie en el pasado y otro en el presente", aseguraba el etnólogo en "Tres años de investigaciones etnológicas en España". "Si yo les preguntaba directamente si creían en las brujas, la mayoría lo negaban tajantemente, pero al preguntarles qué harían con la vaca si echaba sangre al ser ordeñada, o con la cerda que se empeñaba en comerse a sus crías, me confesaban enseguida remedios mágicos que utilizaban". "Y ahondando en el tema, acababan por descubrirme a lo largo de la conversación que todo se debía a las brujas y sus malas artes", explica el investigador.

¿Cómo irrumpe un extranjero en un medio rural distante y logra ganarse la confianza de los vecinos, para que le desvelen asuntos de tan curiosa índole a mediados de los años 60? En su escrito, el propio Henningsen confiesa que le costó tiempo establecer comunicación y acceder al entorno. En aquella población, no saludar a las personas que cuidan del ganado con un "San Antonio" -fórmula correcta- o llevar gafas, como el propio investigador, eran cuestiones susceptibles de duda. Podría tener "una vista muy fuerte" y transmitir mal de ojo. Eso mismo ocurrió a Henningsen, que atajó las sospechas porque "como no tenía ganado propio, no tenía que envidiar las vacas de los demás", según le explicó un vecino.

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Su trabajo de campo duró veinte meses, además de unos 14 días de "orientación" que había realizado previamente, en verano de 1964, y en los que conoció al antropólogo social español Carmelo Lisón -que acaba de graduarse en Oxford- y también estaba a punto de finalizar una investigación en Galicia. "Durante dos semanas le acompañé por varios pueblos de la provincia de Pontevedra", asegura Henningsen, que reconoció que aquello le sirvió de "entrenamiento" en la lengua gallega.

Dialogando con los vecinos y con la ayuda de su mujer, y una cámara fotográfica que llevaba siempre, fue acercándose a los entrevistados y discerniendo protectores mágicos -amuletos de cuerno de cabra que llevaban las vacas contra el mal de ojo, o "leituarios", piedras que ponían al animal si dejaba de dar leche-. Primero le confiarían las letras de regueifas y cantos tradicionales, para luego ir revelando esos diálogos mágicos de curación de algunas enfermedades "que no son de médicos".

A finales de 1965, Henningsen se instaló en Ordes con su familia, concretamente en Ardemil. Precisamente, las fotografías de las numerosas aldeas de la comarca de Ordes, entre Santiago y A Coruña, son la mayoría de las que ahora ilustran la exposición del Museo do Pobo Galego. El experto trabajó en las cuatro provincias gallegas y también al oeste de Asturias y su estancia en Ordes le permitió reconocer las diferencias entre costumbres de los pescadores a, por ejemplo, los vaqueros de Aristébano (Asturias). Entre las consultas que su mujer y él realizaron como pacientes, también se encuentra una a un "curandero" espiritista de las afueras de Santiago, que atendió a un estudiante danés que había sufrido hepatitis hacía un año y al que diagnosticó "inmediatamente" que estaba embrujado.

De la segunda parte de su trabajo, Hennigsen destaca San Andrés de Teixido, lugar de peregrinación en la costa norte (A Coruña); la illa de Ons, en el Atlántico, frente a la costa pontevedresa y O Corpiño, santuario cerca de Lalín. "Cuando salí de Dinamarca en 1965 mi intención era recoger datos que me permitiesen descubrir un complejo de suposiciones y creencias mágicas en torno a la brujería en una población rural de Galicia", comenta en su escrito "Tres años de investigaciones etnológicas en España". Ese estudio debería de ser la segunda parte de un análisis comparativo entre otra población danesa (que ya había realizado) y una irlandesa. Pero a medio camino, el estudioso decidió centrarse solo en Galicia. "Decidí concentrarme en esta región y dar a mi investigación una perspectiva histórica [... ] tras descubrir fuentes de información interesantísimas en el Archivo Histórico Nacional en Madrid, donde se conserva el archivo de la Inquisición Española".

También explica que fue el etnólogo española Julio Caro Baroja quien le desaconsejó realizar el trabajo de campo en el País Vasco, guiándole hacia Galicia. Según explica en el texto Henningsen, repasando las relaciones de causas de fe de la Inquisición de Galicia -con tribunal en Santiago-, encontró procesos contra 300 personas acusadas de brujería y hechicería entre 1565 y 1816.

En una entrevista a FARO publicada en 1968, aquel joven doctor en Filosofía y Letras, especializado en Etnología, Hennigsen, aseguraba pasar largas temporadas en un piso de Pontevedra, mientras realizaba sus investigaciones. También indicaba que "los gallegos no son más supersticiosos que los daneses". Otro artículo firmado por Ben Cho Shey ese mismo año incidía en el importante (y desconocido) glosario etnográfico realizado por el danés.

María Xosé Fernández Cerviño - Subdirectora del Museo do Pobo Galego

"Henningsen fue un adelantado a su tiempo"

La subdirectora del Museo do Pobo Galego, María Xosé Fernández Cerviño, de origen vigués, destaca la valía de la colección, tanto por su antigüedad -"no hay demasiados reportajes de esa altura hechos en esa época", indica- como por la colección de imágenes, grabaciones musicales y de relatos orales, que tilda de "insólitas" para la época.

"Se empezó a recoger la documentación fotográfica y sonora a partir de los años 70, por lo que Gustav Henningsen fue un adelantado a su tiempo y ha sido una suerte llegar al conocimiento de esta colección, que llegó a nosotros a través del Instituto de Lingua Galega (ILG) de la Universidade de Santiago", explica la responsable. Acto seguido, contactaron con Gustav Henningsen, que actualmente reside entre Málaga y Sevilla. Ese proceso, que se extendió a lo largo de dos años, ha culminado ahora en esta exposición. Son una selección de imágenes de Ordes, porque reunían información más diversa sobre la forma de vida en la comarca, muy transformada en medio siglo.

"En su escrito, Henningsen explica cómo pudo abrir esas vías de diálogo con los vecinos, también ayudado por su mujer Marisa Rey. Y es que había enfermedades, como la 'sombra' en los niños, o la 'disipela' o 'fogardente', que se curaban por métodos tradicionales con ensalmos, o fórmulas o prácticas que solo los sabios del lugar conocían y que solo se comunicaban en círculos muy restringidos y esto nos da la medida de la habilidad del autor para sintonizar con la comunidad". Antes de Gustav Henningsen Sarmiento, Murguía, Pardo Bazán y Lisón Tolosana después -desde una perspectiva antropológica moderna- se encargaron del estudio de las citadas tradiciones.

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