Eva González / A Guarda

El barco espadero guardés "O Galopín" atracó el pasado miércoles en el puerto de Vigo y es el primero perteneciente a la Asociación de Empresarios Espaderos Guardeses que permanecerá inactivo, con los 14 miembros de su tripulación (algunos de Moaña) afectados por una regulación de empleo. Así, es el primero en cumplir la medida anunciada por la Asociación ya que se enfrenta a una situación ruinosa por la bajada de precios del pez espada, a consecuencia de las importaciones ilegales que copan el mercado, y por la subida del combustible.

Su patrón, Javier Castro, también presidente de la Asociación, manifestaba ayer su impresión personal por esta decisión y avanzaba que asistirá a la reunión de Cepesca que se celebrará el próximo martes en Madrid, donde espera que se produzcan "acuerdos unánimes de cara a solucionar la gravísima crisis que estamos sufriendo".

Castro confía en que entre las medidas se incluya una vigilancia exhaustiva por parte de la Administración para el control de importaciones "alegales" que se realizan, y que son las que sobreabastecen el mercado. De esta forma el pez espada que acaba de desembarcar "O Galopín" se ha pagado sólo a 3,5 euros el kilo, pese a todo "un precio superior al de estos tiempos dado que es producto descargado de un pesquero y no de un contenedor", precisa su patrón.

En la reunión del martes piensa proponer que la Administración establezca un precio fijo para el gasoil y que sea el Estado quien financie el pago de primas. El precio que estima pueden pagar los pescadores es a 30 céntimos el litro de gasoil.

El barco, para el banco

Su barco, construido en el año 2000, de 35,5 metros de eslora, llega de faenar en el Atlántico sur. "Todavía lo estoy pagando, pero dada la situación, creo que el banco se quedará con él", intuye. A sus 55 años de edad, el patrón espera poder prejubilarse, descorazonado, después de toda una vida dedicada a la pesca. "El 17 de mayo de 1966 cumplí los 14 años de edad y el 29 de mayo de aquel año embarqué por vez primera, para trabajar junto a mi padre", recuerda.

La realidad se impone y su vida va a dar un giro. "No voy a tener un barco para trabajar para los demás y yo perder dinero", explica. Por ello va a intentar que el barco no le cueste más dinero, así que "voy a darlo de baja del seguro y de los demás gastos".

Los que se "forran"

Castro señalaba ayer que "no estoy dispuesto a que un montón de gente se `forre´ con nuestro trabajo mientras nosotros nos arruinamos". Sabe que el público está comprando el pez espada, en grandes superficies, a unos 22 euros el kilo, precio que se mantiene a pesar de la saturación y del desplome de su cotización que afecta a los espaderos.