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Adiós al cementerio protestante del siglo XIX en Morgadáns

La comunidad evangélica lo construyó anexo al parroquial y la Entidade Local Menor los unifica ahora para habilitar más tumbas

Misa y Salgueiro, ayer, en el cementerio unificado, con las lápidas protestantes al fondo.

Misa y Salgueiro, ayer, en el cementerio unificado, con las lápidas protestantes al fondo. / Jose Lores

Gondomar

Protestantes y católicos ya pueden enterrarse en el mismo espacio en Morgadáns tras dos siglos de segregación. La Entidade Local Menor de esta parroquia gondomareña ha unificado sus camposantos con el objetivo de «acabar cunha separación que nunca tivo que existir» y habilitar más tumbas dada la demanda de la población. Así lo explica su presidente, Alfonso Misa, satisfecho del proyecto que ha servido para recuperar un lugar para el recogimiento con mucha historia y unir también después de la muerte a los vecinos que en la vida cotidiana no hacen ningún tipo de distinción religiosa.

El cementerio también conocido como «de los disidentes» fue construido a finales del siglo XIX por la comunidad protestante que residía en la parroquia. Según un artículo del escritor e investigador Miguel Anxo Mouriño publicado en la Revista de Estudos Miñoráns, del Instituto de Estudos Miñoráns (IEM), fue Domingos Alonso, «un aldeán acomodado» de la parroquia que viajaba con frecuencia a Vigo el primero que se acercó al protestantismo de la mano de Thomas Blamire, un apóstol de la Iglesia Evangélica que predicó en la ciudad entre 1873 y 1894. Misioneros de diversas religiones protestantes habían llegad a la Península aprovechando el aperturismo social y cultural que proporcionó por aquel entonces el Sexenio Democrático —desde la Revolución de 1868, pasando por la monarquía parlamentaria de Amadeo I de Saboya y la Primera República hasta el reinado de Alfonso XII que arrancaba en 1874—.

Alonso divulgó el mensaje entre sus vecinos e incluso el pastor Blamire se desplazó a Morgadáns. Su visita derivó en varias conversiones a su religión. La comunidad, de la que solo queda un matrimonio de avanzada edad, construía con el tiempo su propio cementerio anexo al parroquial, con entradas diferentes y un muro de separación.

Misa pasaba revista ayer al camposanto ya reformado junto con Teresa Salgueiro, vocal de Cultura, Deportes e Festexos de la Entidade, para comprobar que todo estuviese a punto para unas fechas en que buena parte de la población honra a sus difuntos con flores y ofrendas en el cementerio que antes estaba dividido en dos y ahora es uno.

Una unificación que ha sido posible gracias a un proyecto que lleva en marcha desde hace algo más de tres años. Los permisos de patrimonio, catas arqueológicas y autorizaciones sanitarias han demorado las obras más de lo previsto pero ahora la actuación está muy avanzada y los 37 panteones de nueva construcción terminados. Dieciocho ya han sido adquiridos y los restantes diecinueve están a la venta a 5.400 euros la torre con tres nichos, que también se comercializan de manera individual a 1.800 euros cada uno.

El proyecto, cuya inversión ronda los 300.000 euros, se desarrolla en cinco fases y se han completado las tres iniciales con la retirada de las tres tumbas protestantes existentes y la construcción de los nuevos sepulcros. Los restos descansan en uno de los panteones nuevos y las lápidas recuerdan el pasado evangélico del cementerio en el muro.

Ahora restan otras dos fases. La cuarta consistirá en la pavimentación exterior y la quinta en la restauración de la ruinosa capilla. Misa espera iniciar ambos trabajos el año que viene.

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