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«Ahora tenemos que colar la literatura en las redes»

El Concello de Mos celebró el Día de las Escritoras reuniendo a seis escritoras locales, de diferentes generaciones, narrativas y trayectorias, pero con la misma intención: que sus libros cambien algo en la gente que los lee.

Sobre estas líneas: Angie, Noelia, Raquel, Sonia, Beatriz y Rosa, en la Biblioteca de Mos.

Sobre estas líneas: Angie, Noelia, Raquel, Sonia, Beatriz y Rosa, en la Biblioteca de Mos. / D.P.

Mos

Cada vez son más los concellos que celebran el Día de las Escritoras, una efeméride impulsada por la Biblioteca Nacional de España y otras organizaciones en 2016 para reivindicar el legado cultural de las mujeres escritoras. Mos es uno de esos municipios que lo celebró por primera vez este año, y lo hizo reuniendo a seis autoras locales, de diferentes estilos, trayectorias y generaciones.

«Un lujo», resumió la alcaldesa monsense, Nidia Arévalo, tras presentar a Angie Roa, Noelia Rodríguez, Sonia Blanco, Beatriz Cabaleiro, Rosa Montenegro y Raquel Rodríguez.

Este encuentro con tuvo lugar en la Biblioteca Municipal María Magdalena de Mos, dedicada a otra mujer de letras, la poetisa monsense fallecida en 2021. Allí, entre libros, Angie, Noelia, Sonia, Beatriz, Rosa y Raquel contaron como cada una llegó a la escritura de una manera diferente.

Angie Roa, con 25 años, es la benjamina del grupo y encontró su hueco en el sector de la mano de su pasión, la ilustración, a través de la cual creó el comic Noa e a cidade sen maxia, publicado por Xerais. Sonia Blanco es médica y madre, dos trabajos que fueron difíciles de compaginar durante la pandemia y que brotaron en el cuento infantil A pedra vermella, que ilustra la primera salida tras el confinamiento y enseña a los más pequeños a identificar emociones.

Beatriz Cabaleiro también tiene una obra infantil publicada, Clover, unha porquiña diferente, en la que habla del acoso escolar y que utiliza como material didáctico en las clases que imparte, pues el libro está traducido al gallego y al inglés. Las tres buscan dejar algún tipo de huella en los niños y niñas que eligen sus cuentos y destacan la importancia de las ilustraciones como vehículo para llegar al pequeño lector. Además, Sonia considera que «la infantil me parece la literatura más bonita», aunque también tiene al público más crítico porque «si a un niño no le gusta, te lo dice».

Noelia Rodríguez, de profesión abogada, empezó a escribir con 10 años y tiene una larga lista de libros titulados tanto de narrativa romántica como fantasía, entre los que destacan Involución o Las rubias también lloran. Raquel Rodríguez, criminóloga, también se acercó a la escritura tras haber sido madre. «Me cambió la perspectiva de la vida», cuenta la autora de la trilogía Así nos ven, en la que, a través de una novela que narra la historia de cuatro amigas, aborda problemas como la violencia de género, el grooming, la presión por el aspecto físico de la mujer y la educación sexual, aportando también soluciones para cada situación.

Por último, Rosa Montenegro, que, tras una vida dedicada a la enseñanza como pedagoga, decidió plasmar lo aprendido en El yo y sus metáforas, un libro sobre autoconocimiento, empatía y bienestar personal. «Este libro es un viaje submarino, hacia adentro», describe Rosa, defendiendo las obras que hacen reflexionar al lector, frente al «consumismo voraz», apunta la veterana del grupo, que a sus 75 años ha tenido que abrirse perfiles en redes sociales para promocionar su obra.

En este sentido coinciden todas. En la importancia de estar activas en redes sociales para llegar al lector, sobre todo en una industria en la que «todos los días salen cientos de títulos nuevos», explica Noelia, que incluso hace colaboraciones con booktokers y bookstagrammers, lamentando que «ahora tenemos que colar la literatura en las redes».

No obstante, defienden los libros por encima de las pantallas y se muestran preocupadas porque la inmediatez está acabando con el hábito de leer entre los jóvenes, por eso llaman a los padres y madres a cambiar los móviles por los libros cuando están en familia porque «los niños y niñas aprenden por imitación». «Leer los hará más libres, más cultos, más críticos y más felices», destacan estas seis escritoras mosenses.

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