La flota en miniatura de Suso

Desde el histórico velero «Cutty Sark» a la goleta «Churchill» o el atunero «Txori Zuri» en el que estuvo embarcado durante años. A sus 83 años, Jesús Iglesias Fernández expone 17 maquetas navales en el salón de plenos del Concello de Nigrán

Suso Iglesias, con sus herramientas y sus barcos, ayer, en el salón de plenos de Nigrán.

Suso Iglesias, con sus herramientas y sus barcos, ayer, en el salón de plenos de Nigrán. / Alba Villar

Nigrán

Lo suyo nunca fue el mar. «Lo odiaba», afirma rotundo Jesús Iglesias Fernández. Pero trabajó toda su vida a bordo de barcos y sigue enganchado al mundo naval a través de las maquetas. Serán sus raíces marineras, o el hecho de haber nacido a tiro de piedra de la orilla en Panxón. Una auténtica paradoja vital que lo mantiene activo a sus 83 años junto con las sesiones en el Centro Municipal de Enfermidades Neurodexenerativas de Nigrán.

Los problemas de memoria no son obstáculo para pasar las horas en su pequeño taller ensamblando su flotilla en miniatura o por las calles buscando material para reciclar. «Uso la madera de las cajas de la fruta y les dijo en las tiendas que me las guarden», explica. La mayoría de los barcos que expone en el salón de plenos de Nigrán, un total de 17, son veleros. Para elaborar las velas «le pregunto a mi mujer si tendrá alguna sábana por aí que me pueda dar...». Lo demás es cosa del ingenio y de la pequeña caja de herramientas que ayer mismo mostraba a los asistentes a la inauguración de la muestra que puede visitarse hasta el día 27 en horario de 11.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00.

Exposición de maquetas navales de Suso Iglesias en el salón de plenos del Concello de Nigrán. 19 junio 2025. Alba Villar

La exposición de maquetas navales, en el salón de plenos del Concello de Nigrán. / Alba Villar

Suso, como lo conocen en su entorno, cultiva la afición por la marquetería desde muy joven. «Nací en una casa de 10 hermanos y desde pequeñito mi ilusión eran los libros. Mis hermanos eran marineros, yo también pero no quería ir al mar, era como si me mataran. Lo que me gustaba era el colegio. A los 10 o 11 años ya andaba en el mar pero lo odiaba». No había otra salida para un niño que «iba descalzo hasta los 13 años, edad a la que terminé la escuela. Nací en 1942, por aquel entonces las cosas eran así», indica encogido de hombros.

Terminada la etapa escolar, su padre, maquinista, se lo llevó a la costera del bonito. Empezaba así una trayectoria en barcos de Vigo a los que se llevaba libros para los ratos libres a bordo. Descubría lo navíos históricos en aquellas páginas que lo acompañaban en el camarote y desarrollaba su afición. Con 17 años hizo la primera maqueta como regalo de bodas para uno de sus hermanos, recuerda. Pero apenas le quedaba tiempo entre marea y marea y abandonó el hobby hasta que pudo retomarlo con la jubilación.

La exposición de maquetas navales de Suso Iglesias, en el salón de plenos del Concello de Nigrán. 19 junio 2025. Alba Villar

Dos de los barcos en miniatura construidos por Suso Iglesias. / Alba Villar

Larga carrera como jefe de máquinas

A los 23 ingresó en la escuela náutica de Vigo y se sacó los títulos de oficial y de mecánico mayor naval. Y ahí empezó una larga carrera como jefe de máquinas por los mares de todo el mundo hasta retirarse en el atunero vasco «Txori Zuri», cuya réplica está presente en la muestra.

De aquellos años mantiene imborrable el recuerdo de dos naufragios. «Uno en las Azores y otro en Namibia», explica. En este último, «el barco ya estaba debajo del agua hasta el puente. Todo el mundo estaba ya en las balsas salvavidas y el capitán vino a buscarme. Yo pensé ‘si tengo que morir muero’, bajé a poner en marcha la bomba y el barco salió para arriba», relata.

Con los navíos que monta en su taller no hay peligro más allá del pegamento en los dedos o algún corte. A lo largo de estos últimos 28 años ha montado laboriosas embarcaciones, buena parte de ellas históricas. En la exposición hay un trasatlántico, una réplica del histórico velero «Cutty Sark», botado en 1869; del navío de línea británico «Victory», de 1765; del español «Santísima Trinidad» con sus 136 cañones, de 1778; del galeón sueco «Wasa» de 1627; o de la goleta «Churchill», de 1965.

De sus amados libros saca los modelos que tanto lo fascinan. En la fase de elaboración, relata, entra en un trance creativo tan profundo que hasta pierde «la noción del tiempo».

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