El ecosistema del Miño, en peligro

La Comandancia Naval vela por el cumplimiento de las normas para preservar esta joya fluvial, amenazada por agentes humanos y naturales

Una embarcación de la Comandancia Naval patrulla el río Miño. | Anxo Gutiérrez

Una embarcación de la Comandancia Naval patrulla el río Miño. | Anxo Gutiérrez

Tui

El río Miño es la gran joya natural que comparten los municipios de la «raia». Su gestión, control y vigilancia es una responsabilidad compartida por España y Portugal y, del lado gallego, competencia directa de la Comandancia Naval del Miño, que va más allá y pone el foco en su conservación ambiental. «El Miño, como cualquier ecosistema, tiene un equilibrio muy inestable; cualquier factor puede alterarlo todo», explica el actual comandante naval, Andrés Díaz-Ripoll, a quien le quedan pocos meses en un cargo que se renueva cada dos años, denominado en la Armada como un Destino de Especial Responsabilidad y por el propio Díaz-Ripoll como «un privilegio».

Una embarcación 
de la Comandancia Naval 
patrulla el río Miño. 
|  Anxo Gutiérrez

Bosques de lavaza en las orillas del Miño. / A.G.

Al mando de un equipo de 23 personas en la Comandancia Naval del Miño en Tui, el comandante inicia cada jornada con una reunión con todo el personal para organizar el trabajo del día, en el que hacen al menos una salida para patrullar el río. Dar caza a furtivos es su objetivo, pues las malas prácticas de pesca influyen en el declive del ecosistema. «Esta temporada descubrimos a tres personas, sin licencia, pescando con trasmallos ilegales en la zona de las pesqueiras; los atan a las orillas, entre España y Portugal, y esquilman el río», comenta el comandante naval, explicando que en estas redes caen todo tipo de especies y alevines.

También las subidas y bajadas bruscas del nivel del agua a consecuencia de la presa perjudican al ecosistema fluvial. Esto provoca que ciertas zonas del río, en la parte alta, se queden sin caudal. «Debemos establecer un diálogo con la dirección de las hidroeléctricas para tener un caudal estable, sobre todo en la época de desove, entendiendo que ellas deben producir electricidad», propone Díaz-Ripoll, explicando que, en zonas que se quedan repentinamente sin caudal se han visto alevines de lamprea y salmón en seco. La contaminación es otro factor a tener en cuenta. En lo que va de año, la Comandancia ha localizado hasta cinco vertidos contaminantes, la mayoría en la orilla portuguesa.

Cormorán en el río. | A.G REPORTAJE COMANDANTE NAVAL TUI

Cormorán en el río. / Anxo Gutiérrez

Especies exóticas

Pero no solo la mano del hombre influye en la salud del Miño. La propia naturaleza es caprichosa y hay varias especies exóticas que campan a sus ancha: la más preocupante la lavaza o elodea densa, una popular planta de acuario que está colonizando el río y que avanza a razón de metro y medio por año. «Crea bosques muy tupidos en las orillas, impidiendo que la luz llegue al fondo, creando zonas de poca oxigenación”, explica el comandante, detallando que esas zonas sin luz y sin oxígeno espantan a las especies autóctonas. También representa un problema para la navegabilidad del río ya que se engancha en las hélices de los motores de las embarcaciones.

La lavaza es además el caldo de cultivo de otra especie perjudicial para el ecosistema fluvial miñoto: la carpa. Esta encuentra bajo los bosques de lavaza un hábitat amigo. «Es un pez muy voraz, acaba con todos los alevines”, explica el comandante, apuntando que no está permitida su pesca por estar catalogada como especie exótica: «No se puede comercializar ni sacar del río, hay un vacío legal».

Otro animal que también amenaza la fauna fluvial es el cormorán, un ave marina que, tal y como explica el comandante naval, «se ha adaptado perfectamente al Miño». El cormorán se caracteriza por su capacidad de buceo, por lo que se alimenta de lo que pesca, especialmente alevines, consumiendo una media de 400 gramos al día. Contra esta ave tampoco hay nada que hacer, pues es una especie protegida.

Por último, otro factor que amenaza la calidad ambiental del Miño es la acumulación de sedimentos en la desembocadura. Esto es un problema para la navegabilidad y seguridad, pero también hay teorías que apuntan a que hay tanta escasez de especies porque esa cantidad de sedimento hace que los peces que vienen del mar no detecten la masa de agua dulce y no suban al río, explica Andrés Díaz-Ripoll, indicando que el último dragado del Miño fue en 2009. Es por ello que, según el comandante, «sería necesario un dragado selectivo en las zonas que recomienden las autoridades competentes en la materia para asegurar la navegabilidad y el repunte de las especies».

Para intentar dar solución a todo ello, a Comandancia Naval del Miño, junto a su homóloga portuguesa, con la que mantienen una «relación magnífica, somos hermanos ibéricos”, escuchan a todos los agentes implicados y, de la mano de expertos, elaboran propuestas que se presentan en la Comisión Permanente Internacional del Río Miño (CPRIM), integrada por delegaciones de España y Portugal. Del resultado de la misma emanan los edictos de caza y pesca de la siguiente temporada, pero, si ello no es suficiente, el comandante naval, hace un llamamiento transfronterizo para «unir esfuerzos y atacar todos juntos los problemas».

El ecosistema del Miño, en peligro

El comandante Andrés Díaz-Ripoll. / FdV

«En tiempos de escasez es cuando más debemos cumplir las normas»

Otra labor de la Comandancia Naval del Miño es el control y gestión de las licencias de pesca en el tramo internacional. Precisamente hoy termina la temporada de pesca de lamprea, la cual ha destacado por la escasez de capturas. Al ser hoy, domingo, un día de descanso en el río, la Comandancia Naval, junto con su homóloga portuguesa, ha decidido extender hasta mañana, lunes, la temporada. Es decir, un día más para intentar atrapar al escurridizo pez, que este año ha alcanzado precios en lonja de 100 y 80 euros la pieza, según su tamaño.

Sobre la escasez de lamprea, el comandante naval apunta que, además de todos los factores que están perjudicando al ecosistema fluvial, los propios pescadores dicen que «se están pagando los excesos del pasado», cuando había incluso quien pescaba 70 piezas en una noche. Asimismo, en el caso de la lamprea, también se demuestra que es una especie cíclica, «por eso es importante tomar medidas para salir cuanto antes de esta escasez», destaca Díaz-Ripoll, insistiendo en que, «en estos tiempos de escasez, es cuando hay que cumplir las normas con más ímpetu».

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