HEMEROTECA

Cans, última parada: «El autobús ardía y los viajeros gritaban: ¡salvaime, salvaime! Fue terrible»

Hace 70 años, en una curva de la parroquia de O Porriño, se produjo uno los accidentes de autocar más desgarradores de Galicia en el que murieron 31 vecinos

Monumento a los fallecidos en el accidente de autobús de Cans en 1955.

Monumento a los fallecidos en el accidente de autobús de Cans en 1955. / Pablo Hernández Gamarra

Alberto Blanco

Alberto Blanco

Vigo

Junto al arcén de la vieja carretera N-120 entre O Porriño y Ponteareas, en una curva a derechas de la parroquia de Cans, se erige, en granito muy desgastado, un funesto recuerdo. Un homenaje que nadie querría haber levantado. Son dos de las cicatrices visibles que quedan de uno de los accidentes de autobús más trágicos de la historia de Galicia. La curva y el monumento.

Las otras marcas de la tragedia de Cans —las más duras— permanecen en la memoria de las familias que quedaron truncadas; de los testigos; de los vecinos que como en tantas otras catástrofes se vistieron de héroes para intentar salvar a sus convecinos atrapados en un coche de línea en llamas. Hace ahora 70 años que de aquel duro accidente que dejó huella en toda la comarca. Fallecieron 31 personas, 11 resultaron heridas y solo 2 resultaron ilesas.

Todo ocurrió en la mañana del 26 de febrero de 1955. El autobús, con 44 personas a bordo, venía de Redondela y acababa de salir de O Porriño en dirección a la feria de Ponteareas. La mayoría de los pasajeros eran tratantes de ganado o vecinos que iban a comprar y vender sus productos agrícolas. Había viajeros de O Porriño, pero también de Redondela, Mos, Tui y Salceda de Caselas. Muchos de ellos, de la misma familia. Al filo de las 9.30, cuando el coche PO-5227 de la empresa P. de Pote circulaba por Cans, llegó a su terrible última parada.

El coche se incendió tras salirse de la carretera, golpear contra una piedra y volcar.

El coche se incendió tras salirse de la carretera, golpear contra una piedra y volcar. / FDV

En la curva en la que se levanta desde hace siete décadas el homenaje a los fallecidos en este accidente, donado en su momento por emigrantes residentes en Buenos Aires, el vehículo se salió, volcó, el depósito de combustible rompió e inmediatamente se incendió. Carecía de puertas de emergencia. Apenas había escapatoria e iba demasiado lleno. Según las crónicas, su capacidad era de algo más de 30 viajeros e iban 44.

La heroicidad de los vecinos de Cans

Los vecinos de Cans y uno de los héroes de esta tragedia, el profesor Carlos Díaz Álvarez, frente a cuya escuela ocurrió todo mientras daba clase, lograron salvar más de una vida. Entre ellas, la del conductor. Pero la mayoría fallecieron. «En su mayor parte, carbonizados. Los demás, por asfixia», tal y como relató entonces a FARO uno de los doctores de la Cruz Roja de Vigo.

Estado en el que quedó el autobús tras el accidente en Cans el 26 de febrero de 1955.

Estado en el que quedó el autobús tras el accidente en Cans el 26 de febrero de 1955. / El Ideal Gallego

Los amplios reportajes realizados por los redactores de FARO DE VIGO en aquel momento y que se pueden consultar íntegros en la hemeroteca del decano; las fotografías de Tomás Cardenal, que llegó a confesar en una entrevista que aquella fue una de las tragedias que más le marcaron en su trayectoria profesional; y hasta el duro ‘Cantar de Ciego’ sobre el accidente que fue pasando de generación en generación y que puedes leer íntegro al final de este reportaje, dan buena cuenta del impacto de este accidente.

Testimonios

Los testimonios recogidos entonces estremecen y muestran el sufrimiento inenarrable que tuvieron que padecer las víctimas antes de perder la vida. Pero también los supervivientes, las familias que perdieron a sus seres queridos y se enfrentaron a una dura (muy dura) imagen para identificarlos en una curva que se convirtió en un angustioso valle de lágrimas donde el olor de la muerte dejó también una profunda marca en los vecinos de Cans que, como en los trágicos accidentes de Angrois, el Órbigo o en otras tantas desgracias similares, fueron los primeros en intervenir y dejaron todo arriesgando también su vida para intentar salvar la de sus convecinos. 

«Va a ser imposible que vayamos los dos en el coche con lo abarrotado que está [...] Vaya usted en el coche, madre. Yo iré en la bicicleta»

«Un turismo llegó al lugar del suceso cuando todavía la tragedia no se había consumado en su totalidad. Uno de los ocupantes escuchó los gritos desesperados, angustiosos, de una mujer que, envuelta en llamas, clamaba : "¡Salvaime, salvaime!" Y no fue posible rescatarla», relataba FARO DE VIGO en sus páginas al día siguiente de la tragedia.

En la zona se vivieron momentos muy duros, en el accidente, pero también durante la identificación de las víctimas.

En la zona se vivieron momentos muy duros, en el accidente, pero también durante la identificación de las víctimas. / Tomás / Faro de Vigo

Y también, como en otros trágicos accidentes en Galicia, como el del mayor siniestro de un vuelo de Vigo en abril de 1958, hubo quien se salvó por decisiones tomadas en el último momento. «Va a ser imposible que vayamos los dos en el coche con lo abarrotado que está [...] Vaya usted en el coche, madre. Yo iré en la bicicleta», se recoge en una de las crónicas de FARO. «¡Qué ajenos estaban los dos a su última despedida!», culmina este testimonio, uno de los muchos desgarradores que se recogieron entonces.

¿Qué ocurrió?

Noticia de FARO DE VIGO del 27 de febrero de 1955 en la que se informa del trágico accidente de autobús en Cans.

Noticia de FARO DE VIGO del 27 de febrero de 1955 en la que se informa del trágico accidente de autobús en Cans. / FDV

¿Cómo ocurrió el accidente del autobús de Cans? El propio conductor del autocar, Antonio González Cabaleiro, contra el que algunos reaccionaron en el mismo lugar del accidente ante tan inmensa tragedia y que tuvo que ser arrestado y llevado al calabozo para evitar otra desgracia dentro de la mayor, apuntó a un fallo mecánico: «Giré en la curva y me ceñí al borde de la carretera para cruzar con otro coche que venía en dirección contraria. Al tratar de enderezar la dirección, me di cuenta de que se rompiera la ballesta y, después, de que no respondían los frenos, ni la dirección. El coche iba a marcha moderada y bajó el nivel hacia esta finca, pero volcó al chocar contra este poste de granito, tumbado, y esta piedra de gran tamaño, en la que se empotró el vehículo, volcando e incendiándose».

Carlos Díaz, maestro y héroe en Cans: «Fue algo horrible»

Uno de los héroes de la tragedia de Cans fue el maestro Carlos Díaz Álvarez. Todo ocurrió frente a su escuela. Una clase que horas más tarde iba a convertirse un hospital de campaña y en una morgue improvisada. Aquella imagen dejaría marca en sus alumnos. Demasiado pequeños para tan duro impacto. Él, inmediatamente, fue a auxiliar a los viajeros. Varios pudieron salir del autocar en llamas gracias a él. Les salvó la vida. El redactor de FARO DE VIGO, Santiago Vilas, lo entrevistó esa misma fatídica mañana de febrero de 1955:

-¿Qué pasó?

-Cerca de las nueve y media oímos un fuerte golpe, cuando el coche volcó y se empotró contra un pequeño poste de granito. Inmediatamente, salí.

-¿Cuál fue su primera visión?

-Vi el coche que empezaba a incendiarse totalmente y un revoltijo de tierra, piezas del vehículo, la carga que llevaba y... oí un impresionante griterío de los viajeros pidiendo socorro.

-¿Qué hizo usted?

-Me acerqué rápidamente a la cabina del coche y, al percatarme de la situación, rompí el parabrisas para sacar a las personas que fuera posible: el conductor, otros dos hombres, una mujer... Por cierto que, de no haber sido por las grandes dificultades que tuve para extraer a esta mujer, hubiera tenido tiempo a sacar alguno más.

Como no tenía con que curar a los heridos —continuó el maestro de Cans—se me ocurrió emplear grasa de cerdo para mitigar las quemaduras. Entre tanto, el vehículo era pasto de las llamas y algunos vecinos carretaron calderos de agua para sofocarlas. ¡Algo horrible!

A continuación apartamos todos los pupitres de la escuela para habilitar el local como provisional centro de curas y depósito de cadáveres.

Homenaje del Festival de Cans

El Festival de Cans, que celebra este año su XXII edición, rendirá también un homenaje con un documental sobre esta tragedia que marcó a toda una generación. Un trabajo para el que han solicitado ayuda. «Sete décadas despois buscamos testemuñas de familiares que faleceron, de familiares de supervivintes, de nenos que estaban nesa escola, de fotografías, documentos personais ou hemeroteca e recortes de xornais, sabedes de alguén que poida contarnos algo daquela traxedia, contáctanos polas nosas redes, no mail festivaldecans@festivadecans.com ou envíanos unha mensaxe por whatsapp ao número 657062771».

Además del documental, integrado dentro del Proxecto Cans 303, documental colectivo coordinado por Juanma Lodo y en el que trabajan alumnas y alumnos de la aldea de varias generaciones y que se estrenará en el Festival de Cans el día 21 de mayo coincidiendo con el Día dos Veciños, también se musicará por parte de Pancho Álvarez un cantar de ciego que se rescató sobre esta tragedia.

Cantar de cego sobre la tragedia de Cans


Homes, mulleres e nenos
prestade oído e atención
ó caso máis doloroso
visto no chan Español.

Non recordan os nacidos
tanto dolor, tanta pena,
como o que causou
esta terrible traxedia.

O 26 de febreiro
día triste e desgraciado
deu ós campos de Galicia
triste recordo marcado.

E na parroquia de Cans
municipio de O Porriño
camiño de Ponteareas
deuse o caso aparecido.

Un coche de viaxeiros
neste lugar volcou
e con sorte tan adversa
que ó volcar se incendiou.

Este coche procedía
do pobo de Redondela
e abarrotado de xente
que alí ía para a feira.

Para dar paso a outro coche
o ómnibus se apartou
e dando contra un petril
rápidamente volcou.

E ó caer a gasolina
en ela lume prendeu
e o coche embrullado en chamas
ó instante se quedou.

As portas deste ómnibus
estaban a súa dereita
e ó volcar todas quedaron
aplastadas contra a terra.

De forma que os viaxeiros
ningún podía saír
daquel terrible inferno
no que ían a morir.

E uns sobre outros
desesperados loitaban
entre a vida e a morte
por ver se algún se salvaba.

Con gritos desgarradores
aqueles seres queridos
ó ceo piden clemencia
e ós mortales auxilio.

Eran tristes os llantos
os xemidos e lamentos
que o máis duro corazón
choraba de sentimento.

Enfronte daquel lugar
hai unha escola de nenos
sendo o Maestro o primeiro
que correu para socorrelos.

Enfronte daquel lugar
hai unha escola de nenos
sendo o Maestro o primeiro
que correu para socorrelos.

Rompendo o parabrisas
ó chofer de alí sacaba
e outras varias persoas
que con el alí estaban.

Logo sube sobre o coche
e rompe as ventanillas
co bo fin de salvar
de aqueles seres a vida.

E el mesmo posto en peligro
loitando contra o lume
empezou a sacar corpos
uns vivos e outros mortos.

Según os ían sacando
sobre o campo os deixaban
onde seguían ardendo
que ó velos dolor causaba.

Ó momento os veciños
acudiron xa sen folgos
con grandes cubos de auga
para deter aquel fogo.

Todos prestaron axuda
con humanos sentimentos
e todos eles choraban
ante aquel montón de mortos.

Máis dunhas trinta persoas
as súas vidas perderon
sen que ninguén deste mundo
puidera darlles consuelo.

Os seus corpos carbonizados
que apenas se coñecían
escea tan dolorosa
non se lembra nesta vida.

Unha pobreciña nena
tan abrasada quedou
que ó vela non se sabía
se era femia ou varón.

E así sucesivamente
moitas persoas quedaron
soamente cos seus osos
totalmente calcinados.

Esceas desgarradoras
alí se desenrolaron
ó chegar os familiares
daqueles seres queimados.
Abrazando aqueles restos
entre lamento e llantos
sen poderse contener moitos
alí desmaiaron.

A distintos Sanatorios
os feridos trasladaron
onde varios falesceron
ó pouco ser levados.

Cantos pais de familia
alí perderon seus fillos
e cantos fillos sen pai
quedaron os pobreciños.

Pidamos perdón e gloria
para estes seres queridos
que ían para a feira
buscando o pan dos seus fillos.

Pola mañá moi cedo
daquel día tan cruel
saíron dos seus fogares
para nunca máis volver.

Pidamos ós familiares
profunda resignación
para poder soportar
a amargura e a dolor.

Aquí amados lectores
puxemos fin a esta plana
pedindo paz e descanso
para sus queridas almas.

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