El mosaico romano de Panxón emprende la vuelta a casa

El tesoro romano del siglo III se expondrá en el salón de plenos durante dos meses antes de trasladarse a su ubicación definitiva en la biblioteca municipal

La pieza de 1 metro cuadrado, embutida desde el siglo XIX en una mesa, representa un mújel y bivalvos y da muestra de la relevancia económica de la villa romana de Nigrán

El mosaico, en primer plano, con el alcalde de Nigrán y miembros de la Asociación para la Repatriación del Mosaico Romano de Panxón, en la galería madrileña esta mañana

El mosaico, en primer plano, con el alcalde de Nigrán y miembros de la Asociación para la Repatriación del Mosaico Romano de Panxón, en la galería madrileña esta mañana

La joya arquelógica más preciada de Nigrán regresa al fin a su lugar de origen tras una odisea de seis años para traerlo de vuelta. El alcalde, Juan González, y Gonzalo Fernández-Turégano, vicepresidente de la asociación ciudadana creada para repatriarlo desde Nueva York, donde fue localizado en 2018 después de perdérsele la pista en el año 2000, han formalizado esta mañana la recepción del mosaico romano de Panxón en un acto oficial en la galería Colnaghi de Madrid. La pieza emprenderá el viaje de vuelta en transporte especial el próximo miércoles, día 22, y llegará a Nigrán en cuestión de unos días. Se desconoce la fecha exacta porque dependerá de la agenda de la compañía especializada.

Los vecinos podrán verlo en primera persona y contemplar sus llamativos colores y su buen estado de conservación en el salón de plenos. Allí prevé exponerlo, a modo de presentación, durante dos meses el gobierno municipal para que todos aquellos que lo deseen puedan verlo antes de llevarlo a su ubicación definitiva en la biblioteca municipal. Inicialmente se pensó en mostrarlo en el Muíño de Porto do Molle para darle la bienvenida pero expertos en seguridad desaconsejaron ese emplazamiento y finalmente serán las dependencias municipales las que lo guarden, con un refuerzo de las medidas de seguridad en forma de cámaras y vigilantes.

El azulejo fue hallado en una finca en el siglo XIX, formó parte de la colección Blanco-Cicerón, se subastó en Madrid en 2000 y se le perdió la pista hasta 2018, cuando apareció en una galería de Nueva York

La pieza de incalculable valor podrá contemplarse acompañada de una contextualizacíon histórica que permitirá conocer más detalles sobre la villa romana de Panxón de la que formó parte allá por el siglo III. Los profesionales de la cooperativa Árbore Arqueoloxía se han encargado de diseñar los paneles informativos que completan la exposición con datos y fotografías de otros hallazgos en la zona e incluso piezas localizadas tran un desprendimiento de tierra de un talud causado por un temporal en la playa de a Madorra hace dos años. Se oganizarán además visitas guiadas y talleres.

"Pasará a ser un emblema co que se identifique en toda España o noso municipio", indica el alcalde

Nigrán podrá presumir al fin del tesoro patrimonial después de una larga aventura para recuperarlo. El brillante mújel y los bivalvos que lo acompañan fue localizado en 2019 en la casa de subastas Carlton Hobbs de Nueva York tras perdérsele la pista en el año 2000 después de una puja en la Galería Castellana de Madrid. El Concello puso en marcha las gestiones para recuperarlo de la mano de Gonzalo Fernández-Turégano, abogado amante del arte y las antigüedades de A Ramallosa que promovió la creación de la Asociación para la Repatriación del Mosaico Romano de Panxón con el fin agilizarlas.

Juan González y Gonzalo Fernández-Turégano firman la recepción del mosaico en la galería Colnaghi de Madrid.

Juan González y Gonzalo Fernández-Turégano firman la recepción del mosaico en la galería Colnaghi de Madrid / .

La entidad reunió 18.000 euros a través de un crowdfunding el Ayuntamiento puso los 40.000 restantes para llegar a los 58.000 que costó la pieza. Una vez realizada la compra, la pieza se trasladó a Londres hace dos años y allí permaneció bloqueada como consecuencia de las complicaciones burocráticas del Brexit.

El alcalde no ocultaba esta mañana su emoción por la recuperación del mosaico. “É un día de inmensa felicidade para Nigrán, atrévome a dicir que a súa recuperación é un fito cultural sen precedentes na nosa localidade. O valor histórico é incalculable, pasará a ser un emblema co que se identifique en toda España o noso municipio. A cidadanía vai ser plenamente consciente do logro cando teña o luxo de poder observalo de preto”, considera González.

Un símbolo de la importancia del puerto de Panxón en el Bajo Imperio Romano

Las circunstancias de su aparición en una finca de Panxón en el siglo XIX y sobre su relevancia histórica escribió en los años 70 el prestigioso arqueólogo Fernando Acuña Castroviejo en su artículo “De novo sobre o Mosaico de Panxón e outras novas sobre a Musivaria na Gallaecia”. Manuscritos entregados por Xosé María Álvarez Blázquez, indica el texto, revelan su hallazgo “en el sitio llamado el Castro” de Panxón, en una finca propiedad de “Doña Umbelina González Lavandeira, viuda del sr. De Puga”, que lo tenía “en su casa de campo de la parroquia de San Juan de Panjón”, donde los historiadores sitúan la importante villa del Bajo Imperio Romano al aparecer en el entorno ánforas, monedas y un ara a Mercurio, entre otras piezas.

El mosaico era más grande pero se le fueron rompiendo partes al permanecer tirado en la parcela, así que los dueños decidieron utlizarlo para hacer una mesa. “Está sirviendo de cubierta de una mesa con el objeto de que no se estropease porque según me dijeron era mayor y como estuviese tirado lo iban destrozando, y para evitar su total desaparición han hecho aquella dándole la forma de cajón embutiendo en ella el mosaico siendo este de un metro cuadrado y 20 cm de espesor…”, dice el texto de hace dos siglos.

Siempre en manos privadas, la obra de arte romano destinada a ser un símbolo de Nigrán, pasó a formar parte a finales del siglo XIX de la inmensa colección creada por el abogado y arqueólogo tudense afincado en Santiago Ricardo Blanco-Cicerón, hoy repartida por diversos museos gallegos. Allí se conservó a lo largo de todo el siglo XX, hasta que se vendió en la Galería Castellana de Madrid hace 24 años y reapareció en 2018 en el catálogo de la casa neoyorquina con el número de referencia 9127.

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