El hombre que dio luz a Baiona durante cuatro décadas

Pocos llevan más fiestas a sus espaldas en Baiona, aunque no haya podido divertirse en buena parte de ellas. Ángel Javier Fernández Álvarez ha puesto el alma a las celebraciones de la real villa durante las últimas cuatro décadas. La luz y el sonido de la Arribada, cabalgata de Reyes, Carnaval, conciertos y espectáculos de verano e incluso pruebas deportivas y conferencias son cosa suya. «Ahora los disfrutaré desde el otro lado, desde la butaca», asegura con una sonrisa. Javi, el funcionario más solicitado del Concello baionés cumplió ayer 65 años y completó su última jornada laboral como capataz de alumbrado público municipal con una sensación agridulce.

«Por un lado siento pena porque dejo aquí parte de mí. Viví casi toda mi vida aquí en el Concello, con una relación muy buena con todo el mundo desde siempre», comentaba ayer tras ofrecer un aperitivo a sus compañeros ante el consistorio. Una treintena de ellos lo sorprendieron hace una semana con un almuerzo en un restaurante del casco histórico, en el que le regalaron un reloj y un diploma «al mejor funcionario del Val Miñor» como recuerdo. Son momentos de «mucha emoción», relata el homenajeado ante el cariño de la plantilla después de tantos años.

Pasión por la electricidad

La electricidad es su gran pasión y dedica sus ratos libres al diseño y montaje del escenario navideño de su casa, que crece cada año. Pero Javi no siempre trabajó como electricista. Nacido en Gondomar aunque criado en la mismísima Rúa Laxe de Baiona desde los 9 años, Javi vivía con su familia a tan solo unos metros del consistorio al que dedicaría sus esfuerzos hasta ayer.

"Ahora disfrutaré los eventos desde el otro lado, desde la butaca", comenta

Antes de «marchar a la mili» realizó ya servicios para el Ayuntamiento a través de una empresa y cursó estudios de electricidad en una academia de Vigo. Tras el servicio militar, regresó al consistorio para trabajar donde había hueco, en aquel momento en el servicio de aguas. «Era fontanero, llevábamos el mantenimiento de las tomas de agua de las viviendas, de la red de suministro, resolvíamos averías en los colegios...». En cuanto pudo se pasó al servicio de alumbrado como operario, ascendió a oficial y finalmente a capataz con hasta tres trabajadores a su cargo.

Son decenas los compañeros que ha visto pasar por las dependencias municipales y numerosos también los alcaldes y concejales que han gestionado su negociado desde los primeros años 80. La relación ha sido cordial con todos ellos. «Yo iba a trabajar al Concello, no soy político, y a cada alcalde le decía que venía a sumar no a restar, a dar soluciones a los problemas para que los vecinos tengan alumbrado, nada más», recalca.

Los baioneses que encienden la Navidad de Vigo

La luz pública y el alumbrado navideño de las parroquias son gran parte de su cometido en el Ayuntamiento. Hasta ayer mismo estuvo retirando los arcos decorativos en las parroquias de Santa Cristina, Belesar, Baíña y Baredo. Y de las bombillas de Navidad no se desentenderá por el momento. El montaje de su jardín, presidido este año por un gran abeto de 11 metros de altura y un sinfín de figuras que han visitado cientos de personas desde el 16 de noviembre, sigue encendido hasta este sábado. Con una gran fiesta para celebrar su cumpleaños, lo apagará hasta el año que viene. Luego empezará con el desmontaje, que se prolongará un mes, y a continuación confeccionará la decoración para las próximas navidades, que ya tiene pensada. «Tengo chollo hasta mayo», calcula. No tendrá tiempo ni para aburrirse en la merecida jubilación.

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