Redondela vence a la Coca y a la lluvia

Miles de personas abarrotaron ayer el casco antiguo de Redondela para disfrutar del día grande de las Festas da Coca, declaradas de Interés Turístico de Galicia, una manifestación cultural única donde se combinan los aspectos religiosos y profanos con la procesión del Corpus Christi y la tradicional Danza de Espadas y las Penlas.

Las fuertes lluvias durante la madrugada no impidieron que las calles y plazas de la localidad amaneciesen cubiertas por los artísticos tapices vegetales fruto de la labor altruista de decenas de personas durante varias semanas, poniendo color a una jornada gris en cuanto a la meteorología que obligó a rehacer algunos de los trabajos a primera hora de la mañana. Sin embargo, las precipitaciones dieron tregua durante el mediodía para permitir que saliese la imagen de la Virgen A Gabacha y se celebrasen las tres actuaciones habituales de la Danza das Espadas, un espectáculo cuyos orígenes en el municipio se remontan al siglo XVI. El baile pudo contemplarse en el atrio de la iglesia de Santiago, en la plaza trasera de la Casa da Torre y la Constitución, con los tres escenarios repletos de gente desde dos horas antes de las representaciones.

Redondela vence a la Coca y a la lluvia

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La procesión transcurrió a paso lento por las calles del casco viejo encabezada por los niños de primera comunión y los danzantes. Tras la Virgen, la comitiva religiosa presidida por el obispo de la diócesis Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, junto a numerosos sacerdotes.

Una de las alfombras florales, la más larga de todas con 150 metros de longitud a lo largo de la calle Alfonso XII, lucía un mensaje en uno de sus extremos retando al tiempo: “Se chove, que chova”. Por suerte, el dios Zeus, dueño y señor de las nubes, no aceptó el pulso y la mañana transcurrió nubosa, con bochorno, pero sin descargar agua, permitiendo el desarrollo de los actos con total normalidad. El trabajo de elaboración de las alfombras lo realizan los propios vecinos y vecinas de manera voluntaria, unas tareas que comenzaron hace más de un mes con la recolección y preparación de todo el material, a base de pétalos, sal, serrín coloreado, arena y distintas especies vegetales, con el que se da forma a los diseños en las calles. Sin embargo se echó en falta el tradicional tapiz vegetal que cada año cubría la plaza trasera de la Casa da Torre, normalmente uno de los más grandes que solían hacerse, pero que en esta edición quedó sin adornar.

Los más pequeños pudieron disfrutar de los gigantes y cabezudos acompañados por el grupo de gaitas Airiños de San Simón, realizando paradas en varios puntos de la localidad, y también fotografiarse y montar en el popular dragón de la Coca, con su inseparable guía Benito Cascallo, así como con los “Mordomos” y “Dianiños”.