El primer refugio de anfibios del Miñor está en Couso

Los comuneros aprovechan dos antiguas presas de regadío para proteger ranas y salamandras en extinción y con fines didácticos

Araúxo muestra anfibios en el refugio a unos niños de la parroquia.

Araúxo muestra anfibios en el refugio a unos niños de la parroquia. / RICARDO GROBAS

Su desaparición sería fatal para la especie humana. Los anfibios cumplen una labor fundamental como controladores de plagas y son primordiales para la cadena alimenticia en sus ecosistemas, además de ofrecer un gran potencial en industria farmacéutica. De ahí que la comunidad científica insista en la necesidad de protegerlos, dado que se extinguen a gran velocidad ante la creciente alteración de sus hábitats naturales por la deforestación y el cambio climático. Los comuneros de Couso, en Gondomar, quieren aportar su granito de arena a la conservación de estas especies de tierra y agua y acaban de crear el primer refugio para ellas en la comarca miñorana. Han acondicionado dos antiguas presas de regadío en desuso para crearles un hogar seguro.

Lo han hecho para salvar variedades amenazadas en el entorno como la salamandra rabilarga, pero también para cuidar otras más comunes como el tritón ibérico la salamandra común, el sapo común, el sapo partero o la rana verde. Y sobre todo para concienciar a las nuevas generaciones de la necesidad de protegerlas. “Fixemos este proxecto cun fin educativo, para que veñan colexios visitar o espazo e coñezan a importancia dos anfibios nos ecosistemas”, explica el presidente de la comunidad de montes, Xosé Antón Araúxo. Un panel informativo explica junto a las charcas todo lo que hay que saber sobre las características y funciones de los batracios.

El primer refugio de anfibios del Miñor está en Couso

El primer refugio de anfibios del Miñor está en Couso / Neli PilLado

El refugio, ubicado en la zona de O Sobral, es prácticamente natural. Las estructuras de las albercas, de 100 metros cuadrados y unos 40 centímetros de profundidad, ni se aprecian ocultas entre la vegetación, listas para acoger a sus inquilinos. Los que los habiten desde el nacimiento y los trasladados. El refugio de anfibios no es la única forma en que se han aprovechado las viejas presas de regadío en Couso. La primera reciclada fue la de As Pisqueiras y se convirtió en 2020 en piscina vecinal. Cuando allí aparece alguna rana, sapo, salamandra o tritón, los comuneros se encargan de llevarlo al nuevo refugio y todos tranquilos, los bañistas y los animales.

“Fixemos este proxecto para que veñan colexios visitar o espazo e coñezan a importancia dos anfibios nos ecosistemas”, explica Araúxo

El proyecto ha contado con la colaboración de la Asociación Herpetológica Española (AHE), que ha aportado información y asesoramiento para adaptar el espacio y crear el cartel divulgativo. César Ayres, su delegado en Galicia, considera el uso de las antiguas presas una opción idónea para ayudar a conservar las especies en peligro de la zona. “É bo para os anfibios. Co cambio climático secan moitas das charcas”, explica el experto, que ve en este tipo de refugios un hábitat adecuado.

Un ejemplar de sapo de espuelas.

Un ejemplar de sapo de espuelas.

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Pese a las últimas lluvias, los efectos de la sequía se notan en la Serra da Groba, donde habitan diversas especies de anfibios, entre ellas, el sapo de espuelas, en grave peligro de extinción, tal y como confirman estudiosos del Instituto de Estudos Miñoráns (IEM), como Xilberte Manso, y el delegado en Galicia de la Asociación de Herpetología. Se ha secado ya alguna de las charcas antes de lo habitual, y cientos de anfibios han muerto sin completar su ciclo vital. El agua escasea en la cima de los montes miñoranos y miñotos y no solo los anfibios dependen de ella. Las charcas naturales calman también la sed del ganado criado en libertad, tanto caballos como vacas. Por eso el IEM propone colocar abrevaderos en varios puntos y la Asociación de Herpetología proyecta habilitar una charca “o máis natural posible” para preservar los ecosistemas de los batracios. Será en territorio de Belesar, de acuerdo con la comunidad de montes.

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