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Desbloqueada tras 10 años la restauración del mayor molino tradicional del Val Miñor

Sus tres muelas dieron servicio a toda la comarca desde el siglo XVIII hasta mediados del XX en Porto do Molle | El Concello de Nigrán sacará a concurso la obra por 250.000 euros

Lo que queda del molino del siglo XVIII en Porto do Molle, tras retirar la maleza. |

La primera empresa del polígono de Porto do Molle data del siglo XVIII y daba servicio a toda la comarca. El mayor molino tradicional del Val Miñor, el único con tres muelas, funcionaba de forma intensiva, las 24 horas, hasta mediados del siglo pasado junto al río Muíños. Hace una década que se redactó el proyecto para restaurarlo. El Consorcio de la Zona Franca de Vigo se había comprometido incluso a asumir las obras como parte del desarrollo del parque industrial, por tratarse de un elemento de gran valor histórico y patrimonial, catalogado como bien de interés cultural (BIC). Pero finalmente será el Concello el que lo haga, también con demora. El gobierno municipal anunciaba hace un año los trabajos, pero los permisos de Augas de Galicia y la Dirección Xeral de Patrimonio se han retrasado todos estos meses, según explica el alcalde, Juan González. Ahora están en marcha al fin los trámites para sacarlos a concurso por importe de 250.000 euros procedentes de una subvención de la Diputación de Pontevedra.

El objetivo es ponerlo a funcionar con fines didácticos

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El objetivo es repararlo respetando al máximo su originalidad y ponerlo a funcionar con fines didácticos. Se trata de un edificio de planta rectangular de 162,5 metros cuadrados que albergaba la vivienda de los molineros, un almacén y el propio molino en el sótano, abierto al exterior mediante tres arcos de medio punto por los que discurría el agua que hacía funcionar sus tres muelas. Los movimientos de tierra para crear el parque empresarial soterraron el canal de abastecimiento y evacuación al río, por lo que a día de hoy en ningún caso podrían funcionar. Sin embargo, el proyecto contempla activar una de las muelas originales creando un circuito cerrado con un estanque anexo a la construcción. Para conservar la factura original, los arquitectos han contado con el asesoramiento de Ángel Fernández Misa, hijo de los últimos molineros que residió allí hasta los 20 años.

La restauración repondrá la envolvente del inmueble, restaurará los paramentos e infraestructuras hidráulicas y recuperará los elementos desaparecidos de roturación y trituración. El espacio donde se ubicaba la vivienda se utilizará como sala de exposiciones multiusos y se instalarán dos aseos. Se contempla además acondicionar la zona verde alrededor, donde los desniveles de tierras se adaptarán mediante bancales para contemplar todas las partes de la edificación tradicional.

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