La jueza manda a prisión a los dos falsos policías por el presunto asesinato del pozo

Son dos hombres de nacionalidad uruguaya asentados en Vigo y Porriño | Uno se acogió a su derecho a no declarar, aunque aceptó que le extrajeran una muestra de ADN

Uno de los detenidos, entrando ayer en el juzgado.

Uno de los detenidos, entrando ayer en el juzgado. / TVG

La jueza del Juzgado de Instrucción nº3 de Porriño ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza por un delito de asesinato para los dos hombres investigados por el crimen del ciudadano portugués, Carlos Alberto V.O., que apareció muerto en el interior de un pozo en Porriño el 21 de febrero de 2021. Los detenidos, Roberto D.M. y Marcos David V. E., ambos de nacionalidad uruguaya, aunque residentes en Vigo y Porriño, son los supuestos policías que, según la versión del primer detenido, puesto en libertad, agredieron a la víctima, le pusieron unos grilletes y lo hicieron desaparecer.

Ambos fueron puestos ayer a disposición judicial. Roberto se acogió a su derecho a no declarar, mientras que Marcos David respondió a las preguntas de la jueza, aunque no colaboró demasiado, alegando no acordarse de qué había hecho el 13 de octubre de 2018, fecha en la que, según la investigación, asesinaron a Carlos Alberto. Por su parte, Roberto, aunque se negó a declarar, sí accedió a que le extrajeran una muestra de ADN, seguramente para cotejarla con unos restos de saliva que se encontraron en el cuerpo de la víctima. Dicha muestra se realizó ayer, antes de su ingreso en la cárcel de A Lama junto al otro acusado de asesinato.

Según la versión del primer detenido, puesto en libertad, agredieron a la víctima, le pusieron unos grilletes y lo hicieron desaparecer

La jueza ordenó el ingreso en prisión de ambos a petición de la acusación particular, asistida por la abogada Paula Diéguez. Esta alegó riesgo de fuga y de destrucción de algún tipo de prueba que pueda ser clave para la resolución del caso. Por su parte, el Ministerio Fiscal no veía necesario su ingreso en prisión.

Con los dos principales sospechosos en A Lama, el siguiente paso para avanzar en la investigación será conocer el resultado de la prueba de ADN, cuyo examen se realizará de urgencia al tratarse de un delito de asesinato. También será determinante para esclarecer los hechos una pieza secreta del sumario, del que la jueza no ha dado parte ni a la defensa ni a la acusación. Precisamente esta semana, con la declaración del primer investigado, ya en libertad, la jueza levantó el secreto de sumario, a excepción de esta pieza, clave para la resolución del caso.

Cobro de deudas

El móvil del crimen tendría que ver con las deudas y estafas de la víctima, que se dedicaba a la compraventa de coches usados. Precisamente los presuntos asesinos tenían fama de cobradores de deudas ilegítimas, según pudieron saber los investigadores. Además, uno de ellos trabajaba como portero en una discoteca de Vigo.

La Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, que ha soportado el peso de la investigación, parece estar muy cerca de esclarecer qué pasó el 13 de octubre de 2018. Según la versión del primer detenido, ese día, dos personas que se hicieron pasar por policías lo obligaron a citarse con Carlos Alberto en su taller, ubicado en la calle Severino Cobas de Vigo. Al llegar, los falsos agentes “les pusieron grilletes, lo tiraron al suelo para estrangularlo y me dijeron que me cogían el furgón”. Se fueron y volvieron a las dos horas con el furgón vacío. Aseguraron haber abandonado a Carlos Alberto en el monte en Portugal y lo amenazaron con hacerle algo a su hijo si contaba algo.

Dos años y medio después, el cuerpo del Carlos Alberto apareció en el fondo de un pozo de una nave industrial en desuso, en Porriño. Estaba muerto, semidesnudo, en estado de saponificación y con un fuerte golpe en la cabeza. Su identidad no se conoció hasta un año después, cuando, gracias a que la Guardia Civil difundió un retrato elaborado con una pionera técnica de aproximación facial forense y su familia lo identificó.

Con el nombre y apellidos de la víctima (Carlos Alberto V.O., de 41 años y oriundo de Viana do Castelo), la investigación dio un salto de gigante.

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