El enfriamiento del auga desata decenas de bajas en la piscina de A Ramallosa

Los trabajadores temen recortes de personal y reclaman diálogo a la Mancomunidade do Val Miñor y la concesionaria

Una protesta de usuarios ante la piscina de A Ramallosa. |   // M. G. BREA

Una protesta de usuarios ante la piscina de A Ramallosa. | // M. G. BREA / Nelli PIllado

Decenas de abonados de la piscina mancomunada de A Ramallosa se han dado de baja en la última semana a consecuencia del enfriamiento del agua. La gestora de la instalación, Serviocio, ha pasado al cobro las cuotas de diciembre en los últimos días y han sido numerosos los usuarios que han renunciado ya a su plaza o que han manifestado que devolverían los recibos domiciliados. La empresa rechaza ofrecer datos concretos al respecto y la Mancomunidade asegura no manejar las cifras de usuarios, pero trabajadores del centro deportivo afirman haber borrado a “muchísima gente”, “más de 50 personas en un solo día”, afirman.

La plantilla ha solicitado una reunión urgente a los alcaldes hace una semana

No hay más que acudir a las clases de natación para comprobar la caída de usuarios. Según miembros de la plantilla, “vienen dos o tres niños” a cada sesión infantil y los adultos no son más. Y es que la caída de la temperatura del agua hasta los 25 grados sienta mal a la mayoría de participantes en actividades terapéuticas. “Venimos a la piscina precisamente para estar mejor físicamente y salimos peor. Te duelen las articulaciones, sales agarrotada”, comentan usuarias que recogen firmas para exigir a Serviocio que devuelva el agua a los 28 grados habituales. “Hay gente con infecciones de orina, así es imposible nadar”, se quejan estas personas que han organizado concentraciones ante el propio centro deportivo y ante los consistorios de Baiona y Nigrán.

La preocupación no solo asalta a los abonados que encuentran en la piscina una fuente de salud, sino sobre todo a los 29 trabajadores de la instalación. Al caer el número de usuarios habituales habrá que reorganizar los grupos para ofrecer menos horas de actividades, de manera que “recortarán puestos de trabajo”, temen. Todos ellos reclaman diálogo a la Mancomunidade do Val Miñor y la empresa. Aseguran haber solicitado hace una semana una reunión con carácter urgente con los tres alcaldes de la comarca a través del sindicato CIG sin respuesta por el momento. “Hay vías de solución, pero hay que tener voluntad de diálogo”, sostienen.

El conflicto se inició este verano a raíz de la solicitud de una compensación de 40.000 euros por parte de la empresa por las pérdidas ocasionadas por la pandemia y la subida de precios. Tras rebajar en agosto la temperatura del vaso y desatarse las protestas de los usuarios, la entidad comarcal y la concesionaria llegaron a un acuerdo por el que el contrato vigente no se prorrogaría más allá de mayo de 2023, fecha en la que vencen los 5 años de la concesión. Serviocio asegura que la Mancomunidade se comprometió a descontar la cantidad solicitada del canon anual, el 12% de la facturación anual, y el gobierno del organismo lo desmiente.

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