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Las rondallas vuelven por Navidad

Ejemplo de tradición y vanguardia, la de Atios lleva dos meses ensayando sin desvelar su repertorio, que estrenará el 11 de diciembre en Bembrive

Uno de los últimos ensayos de la rondalla de Atios.

Al igual que el tradicional anuncio de turrón, también las rondallas vuelven por Navidad. Son formaciones musicales concebidas para actuar únicamente en estas fechas, aunque su fama hace que tengan actuaciones deslocalizadas a lo largo del año, sobre todo fuera de su área de influencia.

Desfilan, dan conciertos e incluso protagonizan concursos en los que, con una rivalidad sana, compiten por ser la mejor de toda el área metropolitana. Y es que la de las rondallas es una tradición de la ciudad olívica y las comarcas del Val Miñor y, sobre todo, A Louriña, donde se contabilizan hasta seis agrupaciones, dos en Porriño (Santa Eulalia de Atios y Pontellas) y cuatro en Mos (Santa Eulalia, Herville, Santiaguiño de Guizán y Torroso).

En la comarca de Louriña hay seis agrupaciones, dos en Porriño (Santa Eulalia de Atios y Pontellas) y cuatro en Mos (Santa Eulalia, Herville, Santiaguiño de Guizán y Torroso)

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En Atios llevan ensayando desde el mes de septiembre para atender a su calendario de actuaciones, que se prolonga poco más de un mes. Dos días a la semana se reúnen en el pabellón del colegio de esa parroquia porriñesa, o en sus inmediaciones exteriores si el tiempo lo permite, para, bajo la batuta de su nuevo director, Alexandre Fernández, integrante del grupo Pelepau, preparar el repertorio. Un repertorio muy variado, que va desde temas de Coldplay a muiñeiras, pasando por bandas sonoras de películas muy conocidas e incluso grandes éxitos del momento, pero del cual no quieren desvelar títulos hasta su estreno, que será el domingo 11 de diciembre en el certamen de Bembrive, indica Miguel Pérez, el nuevo presidente de la rondalla Santa Eulalia de Atios.

Pérez encabeza una directiva de gente joven con muchas ganas de continuar con este proyecto en el que se mezcla tradición y vanguardia. Y es que no hay edad para formar parte de las filas de la agrupación, “el mayor tiene 60 y el más joven 10 años”. Tampoco es una formación musical reglada, pues “de los casi cien integrantes unos 60 somos “rondalleiros” de la parroquia que tocamos los cristos, las castañuelas, las charrascas y las panderetas; la otra parte son músicos, de conservatorio, que ponen la melodía con sus gaitas, saxos, trompetas, tubas, trombones, bombos y cajas”, asegura el presidente.

Junto con los instrumentos y los acordes, la vestimenta es otro rasgo diferenciador de las rondallas. Por lo general todas van con capas y boinas negras de las cuales cuelgan lazos, aunque cada vez adquieren algo distintivo o cambio. En el caso de la de Atios, hace unos años ya que incorporaron un chaleco-capa negro con bordado granate, del mismo color que son los lazos que cuelgan de los hombros y de la boina y los que también engalanan los instrumentos; el uniforme se completa con camisa y pantalón negros.

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