Las administraciones tampoco escapan a la escalada del recibo eléctrico y el del Concello de Baiona se triplicará este año. Del gasto medio de 440.000 euros anuales de la última década pasará a 1,3 millones al finalizar 2022. Así lo confirmó ayer el alcalde, Carlos Gómez Prado, en una comparecencia pública. El gobierno municipal sospechaba ya en verano que el coste energético público rondaría el millón de euros. Una cifra “desorbitada”, valora el regidor, que supera el 10% del presupuesto municipal y a la que “hay que poner freno como sea”. Por eso los dirigentes locales encargaron una auditoría exhaustiva “farola por farola, cuadro por cuadro eléctrico”. El estudio técnico da la receta para conseguir rebajar los costes en medio millón: invertir 2,5 millones en toda la instalación para “ponerla al día”, explica el regidor.
Cada fernandina cuesta en torno a 7.000 euros y el alcalde no descarta retirarlas en el futuro
Lo recomendable legalmente por su elevado importe sería sacar a concurso el contrato de suministro eléctrico, pero “los técnicos aconsejan esperar a que se estabilicen las tarifas”, asegura Gómez Prado. Las condiciones que ofrecen las compañías tampoco resultan ventajosas para la Administración local, ya que “ninguna ofrece un precio cerrado”. La que suministra la corriente al Ayuntamiento baionés es Enerxía Galega y lo hace en precario, sin un contrato global. De manera que pasa cientos de facturas en función de los servicios. En un pleno extraordinario convocado en agosto se reconocieron hasta 300 por importe de 750.000 euros.
Así que, mientras licitar el servicio no sea una opción, el Ayuntamiento tendrá que “buscar financiación” para lograr esos 2,5 millones necesarios para modernizar el sistema eléctrico. “Tenemos que estar pendientes de todas las ayudas disponibles”, tanto de Europa como del Gobierno central o de la Xunta y la Diputación.
6.000 luminarias
Habría que cambiar más de 5.000 luminarias, señala el alcalde. Son más de 6.000 las que se reparten por el territorio baionés y “hasta el momento”, asegura, “solo se han cambiado 600” de ellas por lámparas de bajo consumo. Unificar los modelos de bombillas y farolas también jugaría a favor del ahorro municipal. Y es que, según los datos del regidor, “hay hasta 134 distintos”. La idea del gobierno local es reducir las variedades, según su emplazamiento. Serían unas para el casco vello, otras para los viales, otras para los parques y áreas verdes y otras para las zonas rurales. La inversión se extendería también a la sustitución de muchos metros de cable y cuadros eléctricos, según afirma.
Con estas intervenciones, Gómez Prado espera alcanzar el objetivo de rebajar en 500.000 euros la factura de la luz municipal en un horizonte cercano. Mientras tanto, el equipo de gobierno recurrirá al remanente de tesorería –el ahorro municipal– para afrontar el elevado coste de este año y aumentará considerablemente la partida específica en los presupuestos de 2023.
