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A Franqueira, baluarte de esperanza

Miles de personas asisten a la romería “de verano” a pesar de la lluvia

La imagen de A Franqueira trasladada en carro del país. | // Ricardo Grobas

Miles de personas se dieron cita ayer en el santuario de A Franqueira donde se celebró la romería “de verano”, el evento multitudinario que cada año, el 8 de septiembre, reúne a romeros y romeras de distintos puntos de Galicia.

“El día está apagado y hay menos gente”, comentaba una vendedora de pan y rosquillas, pero lo cierto es que, a pesar de la lluvia y de los adelantados trabajos de la vendimia, fueron numerosas las personas que acudieron a la romería para pasar sus pañuelos por el lugar donde está la Virgen, para rezarle y buscar en la fe a esta histórica virgen un enclave de esperanza ante unos tiempos difíciles.

El obispo Quinteiro Fiuza durante la misa. | // RICARDO GROBAS

“Nosotros venimos siempre, y A Franqueira es una más en nuestra familia”, apuntaba María, que se desplazó desde O Ribeiro.

Muchas personas acudieron a la fiesta a pie. Al igual que ocurre otros días durante este mes, muchos devotos y devotas subieron andando desde lugares próximos y lejanos, como la comarca de O Morrazo. Tampoco faltaron autobuses y coches particulares como medio para postrarse ante la imagen.

Tras la misa solemne y a pesar de que la lluvia era incesante, salió la procesión. Los lugareños “cangaron” dos vacas, las unieron al carro del país sobre la que está la imagen y salieron con ella en una procesión más corta de lo habitual. Las vacas estaban cubiertas por dos mantones y llevaron a la “santiña” alrededor de la iglesia emulando el momento en que se encontró la primitiva talla de piedra, que había sido ocultada en los montes por temor a la invasión musulmana. Abría la cruz parroquial y los danzantes, mostrando toda la solemnidad posible.

Las danzas delante de la procesión. | // R.G.

Tras la procesión tuvieron lugar las danzas blancas, que mantienen vivas jóvenes, vecinas y vecinos de la parroquia, y que son uno de los elementos más llamativos de esta fiesta. La primera se hace chocando palos, la segunda entrelazando arcos y la tercera y cuarta enlazando cintas, la cuarta además haciéndolas girar sobre un mástil central de madera.

El mal tiempo obligó a que las mismas se hicieran en el palco pegado a la iglesia, donde antes tuvo lugar la misa presidida por el obispo Monseñor Quinteiro Fiuza, y concelebrada por varios sacerdotes de la diócesis.

El moro y el cristiano

Tras las danzas le llegó el turno a batalla entre el moro y el cristiano. Avisó el rector del Santuario, Javier Alonso do Campo que era una tradición histórica que venía de la edad media y no se pretendía dañar la sensibilidad de nadie: “No pretendemos faltar al respeto a nadie y menos a otras religiones”. Los vecinos Juan Carlos y Marcos son los encargados de escenificar al moro y el cristiano y lo hacen desde 15 años uno y 13 otro. Se saben de memoria el poema de Ramón Cabanillas, que se encargó en su día de reconducir los viejos textos históricos, Ahora la reconducción del poeta de Cambados, que escribió durante una de sus estancias en Mondariz Balneario, es el texto oficial. “Ya no hay nadie que quiera relevarnos”, asegura Marcos, que dice que la primera vez que tuvo que estudiarse el guion trabajaba fuera del país “y lo aprendí a los pocos en el hotel”.

Marcos y Juan Carlos, el cristiano y el moro. | // RICARDO GROBAS

El obispo Quinteiro Fiuza pide colaboración a las familias contra la crisis de fe

El obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, pronunció ayer en A Franqueira, posiblemente, su última homilia en esta enclave, tras su renuncia en junio por cuestiones de edad. El rector del Santuario recordó este hecho y le agradeció su presencia. Quinteiro Fiuza reafirmó la importancia de la fe en la Virgen y del santuario, pero no se marchó sin dejar constancia de la crisis de fe que vive en general la iglesia católica. Así valoró la ausencia, cada vez más notable, de jóvenes, indicando que la media de edad de las personas que acuden a misa es cada vez más elevada. En este contexto no dudó en pedir apoyo a los mayores y familias católicas “para hablarles de Dios a los niños pequeños y jóvenes que quedan en casa” , dejando claro que la familia es la esperanza de pervivencia del cristianismo: “Tenemos que transmitir la fe, sentirnos responsabilizados de esto, si de verdad nos sentimos creyentes”, dijo.


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