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El incendio de Arbo calcinó los restos de la antigua mina romana de oro de Barcela

De las 82 hectáreas quemadas, 42 pertenecen a la Comunidad de Montes, donde se ubican los restos romanos protegidos por Patrimonio, lo que retrasará la regeneración del monte

Bomberos apagando el incendio que pasada semana arrasó 82 hectáreas en Arbo. | // JOSÉ LORES

El incendio que la pasada semana se originó en Melgaço y saltó el río Miño obligando a activar la situación dos de emergencia por su cercanía a núcleos de población de Arbo y al polígono industrial de Barcela, arrasó finalmente 82 hectáreas de monte, de las cuales 42 pertenecen a la Comunidad de Montes de Barcela. Esta superficie de monte comunal alberga además una antigua mina de oro romana, que ha quedado completamente calcinada, por lo que la Comunidad de Montes se enfrenta ahora a la doble tarea de regenerar el monte y darle continuidad al proyecto de puesta en valor de la mina. Para ello necesitan el permiso de Patrimonio, pues, aunque la mina abarca casi la totalidad del monte comunal, solo 15 hectáreas están protegidas por Patrimonio, lo que retrasa los trabajos de regeneración forestal porque es imprescindible el aval de la administración hasta para talar los árboles quemados.

La Comunidad de Montes ya anunció hace unos meses su intención de acondicionar y recuperar la mina de oro de A Lagoa, incluida en el inventario de yacimientos arqueológicos de la Xunta. Entonces, la mina se encontraba cubierta por una espesa vegetación que impedía contemplar el elemento histórico; pero ahora, tras el reciente incendio forestal, la vegetación ha dado paso a la ceniza.

De cara a la regeneración del lugar, ya en el año 2006, el arqueólogo Luis Francisco López, en un informe elaborado para comprobar su afección al área industrial de Barcela, indicó que la mina “es compatible con ciertos usos como una reforestación manual”, siempre y cuando “se respeten las estructuras que dejaron los romanos”. Además, en este informe también se recoge que la excepcionalidad de esta tiene que ver con que “tiene una dimensión más amplia y por su topografía deja ver una serie de elementos que explican cómo era la explotación de los romanos y su evolución”.

“Tenemos que partir de cero”, valora el presidente de la Comunidad de Montes de Barcela, Leopoldo Pérez, explicando que ya se han puesto en contacto con la ingeniera forestal para comenzar las labores de regeneración del monte. Primero se talarán los árboles quemados y después crearán un cinturón verde de frondosas en la zona más cercana a los núcleos urbanos. Estos trabajos se complican al impedir el paso de maquinaria pesada, entre otras cosas, debido a la protección del terreno en el que se encuentra la mina.

Por otro lado, sobre la puesta en valor de los restos romanos, los comuneros siguen adelante con la iniciativa inicial de crear un mirador con carteles explicativos sobre el funcionamiento de la misma. No obstante, los recursos de la entidad son muy limitados, por eso buscan la colaboración de las administraciones públicas.

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