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La directiva del IES de A Guarda dimite por los recortes: trece profesores menos en dos años

El instituto no podrá dar clases de refuerzo a alumnos con necesidades especiales

Una clase de bachillerato en el IES A Sangriña de A Guarda.

El profesorado y el equipo directivo del IES A Sangriña, en A Guarda, han dicho basta ya. Después de perder a trece profesores en los dos últimos cursos escolares (siete para este próximo 2022/2023), la dirección del centro ha presentado por unanimidad su dimisión en bloque ante la imposibilidad de mantener un reparto digno del trabajo que garantice la calidad de la enseñanza. Una decisión que ha sido apoyada por todo el claustro de profesores.

Los recortes de personal, denuncian, han provocado que cada docente tenga que gestionar la “formación de hasta 180 alumnos”, implicando por tanto un significativo aumento de estudiantes por aula. Las consecuencias del recorte en profesorado son varias. En primer lugar, el claustro denuncia que el alumnado recibirá una educación de menor calidad. “Tanto nuestro sentido común como la legislación vigente dictan que el profesorado tiene la obligación de enseñar de manera progresiva, adaptándose a los conocimientos previos de los estudiantes y de evaluar sus aprendizajes de manera individualizada. ¿Realmente alguien cree que esto es factible con treinta estudiantes por aula y 180 alumnos asignados por docente?”, se preguntan los profesores del IES A Sangriña. Esos ratios de alumnos, consideran los profesores, provocan una menor atención a las necesidades y particularidades de cada estudiante.

El claustro apoya la decisión de la dirección

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Además, el recorte de personal aboca irremediablemente a poner fin a determinados servicios. Por ejemplo, a la desaparición de las clases de refuerzo para el alumnado con necesidades especiales. “¿Realmente alguien cree que es profesional y humanamente posible detectar las problemáticas de cada estudiante y aplicar protocolos de actuación con tutorías de treinta alumnos?”, se cuestiona el profesorado del instituto guardés.

Los profesionales apuntan también que la reducción de personal implica la imposibilidad de ofertar materias optativas necesarias para construir itinerarios formativos acordes con las expectativas académicas de los alumnos. Además, al centro se le ha retirado el bachillerato para personas adultas, no se le ha concedido el nuevo bachillerato general ni el históricamente demandado de Artes (cursarlo ahora implica tener recursos para mudarse a Vigo con 16 años).

La ratio de alumnos es de 30 por aula y 180 por docente

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La dirección y el claustro de profesores recuerdan que un centro de enseñanza debe contar con una biblioteca y con profesorado para desarrollar los programas de convivencia o de prevención del absentismo escolar. Un instituto debe tener personal para realizar actividades culturales o en favor de la erradicación de la violencia contra las mujeres del colectivo LGTBI y para organizar actividades complementarias y extraescolares. “Muchos alumnos del IES A Sangriña fueron por primera vez a un museo, cine o teatro, a un país extranjero o a exámenes de idiomas o concursos científicos o culturales acompañados por profesores del centro. ¿Alguien cree que es factible seguir realizando estas iniciativas que igualan las experiencias vitales del alumnado con trece profesores menos?”, se preguntan.

“El año pasado aguantamos, pero este nuevo recorte implica ratios que no se veían desde hace treintas años y afecta al funcionamiento y a la organización de las actividades del centro. Se está deteriorando el servicio público”, lamenta el todavía director, Carlos Alonso, a la espera de que la Consellería de Educación acepte su dimisión.

Desde la Consellería, precisamente, mantienen que el centro cuenta con el profesorado necesario para atender al alumnado, y que “en ningún caso” el ratio de estudiantes por cada profesor se de 180.

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