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Tomiño prepara a un centenar de personas para trabajar en el campo

De todas las edades, buscan una nueva oportunidad en el sector primario

Varias de las personas que participan trabajando en uno de los talleres. | // D.P.

Un centenar de personas de diferentes edades, nivel de estudios y experiencia intenta conseguir una nueva oportunidad en el mercado laboral de la comarca del Baixo Miño. Apuntados al programa integrado de empleo “Agroemprega”, los participantes comenzaron su formación hace un par de semanas, después de un proceso de selección pormenorizado, pues el objetivo del mismo era a creación de un itinerario formativo personalizado que respondiera a las necesidades, expectativas, formación y experiencia de cada uno de los y las aspirantes.

El sector sobre el que se pretende actuar es el de las explotaciones y empresas del campo, fundamentalmente, viveros de planta ornamental y flor cortada, bodegas, explotaciones frutícolas y de productos de la huerta y comunidades de montes vecinales en mano común. El objetivo: alcanzar un mínimo de un 35% de inserción laboral de las personas beneficiarias.

El programa formativo se componen de 20 módulos relacionados con el sector agrario e industrial, entre los que los participantes pudieron escoger (con un mínimo de 3) a cuáles asistir. Desde operaciones de jardinería, poda o riego, hasta cultivo bajo abrigo y mantenimiento de maquinaria, pasando por conducción de carretillas elevadoras, plantas medicinales y aromáticas, producción integrada en frutales y hortalizas; recolección, transporte y almacenamiento de fruta, prevención de riesgos, alfabetización informática; idiomas para atención al cliente, etc.

Su destino laboral son los viveros de planta ornamental y flor cortada, bodegas, explotaciones frutícolas y de productos de la huerta y comunidades de montes

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Completa la oferta formativa un módulo de igualdad de oportunidades y corresponsabilidad doméstica y familiar, con técnicas de coaching y motivación, inteligencia emocional, etc.

Explica Mónica Pampín, coordinadora del programa que el carácter innovador de este proyecto reside fundamentalmente en la formación en el uso de las nuevas tecnologías aplicadas al puesto de trabajo, en las medidas de conciliación (las personas con hijos tienen ayuda para que puedan asistir a las clases) y en los perfiles de los candidatos y candidatas, que son los parados de larga duración, mujeres y mayores de 45 años, etc.

Una media de 15 personas asiste a cada uno de los módulos. Como en el caso del de siembras e injertos (de 15 horas de duración), que imparte Patricia Rodríguez, ex presidenta de AcuBam (Asociación de Cultivos del Baixo Miño) y gerente de un vivero.

Las clases tienen una parte práctica que incluye salidas a explotaciones agrarias y viveros y ejercicios en las aulas, como plantar semillas y hacer injertos. La mayoría del alumnado no tiene experiencia más allá de su jardín, por lo que se esfuerzan en aprender. “Intentamos que lleguen a ver a la agricultura como una opción laboral y crear una bolsa de empleo especializada”, explica la monitora.

Una graduada en Bellas Artes o un abogado entre el alumnado

Entre el alumnado está Cecilia Estévez (30 años), vecina de Goián y graduada en Bellas Artes, que trabaja en una explotación de fruta ecológica. Le gusta la jardinería y quiere ampliar sus conocimientos. Ignacio Lago (57) de Tomiño, exmarinero desempleado en la actualidad está descubriendo los secretos de las plantas con mucho interés. Helena, de O Rosal (37) tiene estudios y experiencia en hostelería pero intenta cambiar de sector laboral, “ya que sin formación no te cogen en ninguna parte”. En otras de las aulas otras 15 personas asisten a la clase de gestión de almacén y control de stock que imparte Joaquín González, formador guardés con 26 años de experiencia. Entre las alumnas se encuentra también Noemí Vila (27, Tebra) que ya trabajó en almacenes pero ahora quiere obtener una titulación que le permita ascender y asegurar un puesto de trabajo. Estudió 3 años de Fisioterapia pero no pudo acabar por razones de salud. A su lado, Tecla Castro (32, O Rosal) trabajó en fábricas de automoción y le gusta mucho la organización de almacenes. Fernando Estévez (56, O Rosal) comienza a trabajar a media jornada estos días, pero seguirá en el curso, ya que los horarios se pueden compaginar. Entre el grupo está también Alcino Oliveira (37, Brasil, abogado) que hace un año se trasladó de Vigo a Goián con su mujer y su hija de 6 años. “Estoy encantado con el curso y también con el cambio de vida, lo único que siento es que no haberlo hecho antes”, comenta.

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