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La agente que rasga el techo de cristal

Patricia Fernández, de 49 años, de primera mujer policía a primera oficial de la comarca

Patricia Fernández, oficial de Policía en Ponteareas. ANXO GUTIÉRREZ

La salcedense Patricia Fernández, de 49 años, se ha convertido en la primera mujer oficial de policía local de los ayuntamientos del área metropolitana, exceptuando la ciudad de Vigo. No es la primera vez que esta agente del cuerpo policial de Ponteareas contribuye a romper el techo de cristal en una profesión en la que la gran mayoría siguen siendo varones. Ya en 2001 se había convertido en la primera mujer policía local de la comarca.

Tenía 28 años cuando ingresó en la Policía de Ponteareas y, desde entonces, ha dedicado 21 años a velar por la seguridad de este municipio. Sin embargo, desde hace unos meses en la chaqueta de su uniforme se distinguen los galones de su ascenso a oficial, logrado tras superar una oposición.

Logró la tercera mejor nota de los 51 aspirantes a oficial en Galicia

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Patricia reconoce haber trabajado duro para conseguir el puesto y, de hecho, la suya ha sido la tercera mejor nota de los 51 agentes aspirantes, mujeres y hombres, de la convocatoria unitaria de Galicia a la que se presentó.

En su familia no había, hasta su llegada, ningún otro policía. Ella fue la pionera de un “clan” que ahora suma varios agentes de fuerzas del orden. “Siempre tuve claro que quería dedicarme a ayudar a los demás, quería ser policía o enfermera”, recuerda.

La nueva meta de esta agente vocacional es ahora “conseguir que los vecinos se sientan orgullosos de la Policía que tienen, porque todos los compañeros estamos muy formados y preparados”, afirma con convicción.

“No te dejan mandar en casa y vienes a mandar aquí”, le han dicho en alguna ocasión

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Desde sus inicios han transcurrido dos décadas pero Patricia no olvida cuando se convirtió en la primera mujer policía de Ponteareas y de toda la comarca. “Yo venía de la academia y mis compañeros, más mayores, no habían recibido la misma formación pero aprendí muchas cosas de ellos también. Me demostraron que la experiencia es muy importante y que, sabiendo gestionar bien las situaciones, podemos conseguir muchas cosas, como que un delito administrativo no se complique y acabe en el juzgado”, comenta.

En la memoria de esta oficial están todavía algunos comentarios machistas que tuvo que escuchar, especialmente, por parte de otras mujeres: “No te dejan mandar en casa y vienes a mandar aquí”, recuerda. “Eran otros tiempos –justifica– y, por suerte, había otras mujeres que sí me decían: “Muy bien chica, mujeres policías también, claro que sí”.

Complicaciones en el tráfico

Recientemente, con la nueva regulación del tráfico en Ponteareas, con cambios de sentido, más peatonalizaciones o la ampliación de la zona azul, los enfados de algunos conductores han aumentado. “Acostumbro a contar hasta 10 mientras el ciudadano desahoga su enfado por una multa y siempre que no sea irrespetuoso, luego, trato de explicarle las consecuencias del incumplimiento de la norma que ha hecho”, relata la oficial ponteareana.

De su día a día lo que más le gusta a Patricia es el trato con los vecinos, hablar con ellos y ayudarles si lo necesitan. En cambio, echa en falta más “empatía” en la sociedad.

Aunque reconoce que ha elegido una profesión “dura” psicológicamente por tener que convivir con casos de violencia de género, violencia doméstica y numerosas tragedias humanas, esta oficial, vecina de Salceda, asegura que con los años ha aprendido a desconectar, casi siempre, y a separar su vida profesional y personal al llegar a casa.

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