Transcurrió más de un mes desde el fallecimiento de la exalcaldesa de Porriño, Eva García de la Torre, que ya descansa en el amor, que siempre habitó en su corazón, y queremos centrarnos en esa mujer que, como principio básico de su vida, se entregó a todos para que consiguiéramos la felicidad.

Como ser humano pasó por la vida como un rayo de sol, dando luz y calor a su pueblo. Sin embargo, algunos solo pensaban en su destrucción, guiados por la envidia, la mezquina ambición y el egoísmo, que manifestaron con falsas demandas e insultos hasta que hicieron de ella una víctima, sumiéndola en la oscuridad.

Quienes la hemos conocido creemos que es un ejemplo: por la integridad de sus costumbres y las ganas de ayudar compartiendo ideas, puntos de vista y las posibles soluciones.

Para todos y todas tenía palabras de esperanza y grandes dosis de optimismo y la seguridad de remar en un mismo sentido, pues tenía una gran inteligencia emocional. Todos encontramos la paz en su presencia.

Como buen líder trabajaba desde la empatía y se enfrentaba a los grandes problemas de hoy trabajando junto al que lo necesitase y hacía las cosas con razón, buscando siempre lo mejor para el pueblo.

Ahora, al contemplar una puesta de sol, recordamos su sentido de la justicia y capacidad de superación, pero su corazón no pudo resistir y muchos de los que hoy fingen llorarla son los que han desestabilizado y quebrantado su salud hasta destruir su vida.

"Muchos de los que hoy fingen llorarla son los que han desestabilizado y quebrantado su salud hasta destruir su vida"

Eva tuvo que sufrir ver cómo le habían matado a su perro, comprobar que habían vertido excrementos en su coche, cómo en algunas ocasiones se encontraba con su vehículo golpeado o rallado, cómo la insultaban, como usaban las redes sociales desde perfiles anónimos para descalificarla, cómo instrumentalizaban la justicia para presentar denuncias sin fundamento contra ella… Cuestiones que llegaron a provocarle una depresión.

Tras su muerte hubo un pleno especial en el Ayuntamiento, un minuto de silencio, hubo caras de tristeza, ojos humedecidos y lloros… Y si algunos hubieran evitado una parte de lo que le hicieron, Eva García de la Torre, probablemente, hoy, estaría con nosotros.

No dejamos de pensar en que los responsables de esa campaña contra Eva actuaron por ser mujer. Creemos que si fuera un hombre algunas de esas fechorías no las harían: no son valientes, atacan a los débiles y, si puede ser, en la oscuridad.

Incluso pensamos que algunos de los maltratadores que ponen caras de tristeza, se le humedecen los ojos o lloran… lo hacen en realidad de “alegría”.

"No dejamos de pensar en que los responsables de esa campaña contra Eva actuaron por ser mujer"

No se trata de señalar a nadie, ni identificar a nadie, que cada cual haga su propio examen de conciencia, y que se pregunte a sí mismo si en lo ocurrido y en las mismas circunstancias del fallecimiento de Eva García de la Torre pueda haber una relación de causa efecto. Si esto ocurriera a nuestra madre, mujer, a una hija o una amiga… ¿qué pensaríamos?

Nos quedamos con la emotiva despedida del día del funeral en la Iglesia Parroquial de O Porriño. Con la Policía Local, en formación en posición de firmes a las órdenes del jefe, dos agentes de la misma entonaron con la gaita el himno gallego. El aplauso final lo cambiaríamos por dos minutos de silencio.

La desaparición de Eva García de la Torre ya no tiene ninguna reparación; todo lo demás, sí. Que la política del Ayuntamiento de O Porriño sea a partir de ahora para beneficio de todos los porriñeses y respeto entre todos nosotros y todos los grupos que hacen política.

*Jorge Parada, Fernando Nogueira, Enrique Cabaleiro, Víctor Costa, Manuel Novás, José Jaime Gradín, Leandro Estévez, Daniel Rodríguez, Eduardo Portela, Francisco González