Cerca de 300 personas despidieron este fin de semana a las hermanas franciscanas hospitalarias de la Inmaculada Concepción en la antigua colegiata de Baiona. Las dos únicas religiosas que quedaban de la congregación que se dedicó durante 111 años a la educación y al cuidado de ancianos y enfermos en la villa se mudaron a la residencia Paz y Bien de Tui hace unos meses, pero el homenaje de los baioneses tuvo que esperar hasta el domingo a causa de las restricciones de la pandemia.
Tras la misa presidida por el obispo, Luis Quinteiro Fiuza, que ofreció unas cariñosas palabras a las hermanas, intervino Carlos Fernández, un antiguo alumno que les agradeció la dedicación en representación de todos los baioneses.
La orden llegó a Baiona en 1911 procedente de Portugal y abrió un colegio sin apenas dinero ni conocimientos de español. Desde entonces las religiosas ofrecieron clases en varios puntos del municipio. Las últimas, en la antigua guardería ubicada en el edificio que hoy alberga la biblioteca y archivo municipales hasta 2008. El Concello les otorgó su máxima distinción, la Medalla de Oro de Baiona, en 2009.
