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“Me encanta ser peona de albañil”

La mondarizana María Jesús Caramés, de 40 años, encuentra su salida laboral y su vocación en la construcción

María Jesús Caramés, en su puesto de trabajo. // Anxo Gutiérrez

“Me gusta mucho lo que hago y no lo cambiaría por ningún otro trabajo”. Así de claro lo tiene María Jesús Caramés, una vecina de Mondariz de 40 años, viguesa de nacimiento, que se convirtió en peona de albañil a los 21 años. Ante el reto de ser madre a los 20 años y tener que criar sola a su bebé, le propuso a su padre que le enseñara su profesión, la de albañil. Fue así como María Jesús aprendió las primeras tareas; como la de hacer masa o cargar ladrillos.

Comenzó trabajando en la misma empresa que su padre y, después, cuando este se hizo autónomo, trabajaron juntos durante cuatro años, hasta que su progenitor enfermó y murió.

Tras la muerte de su padre, María Jesús volvió a probar en otros sectores. Sin embargo, tras años de inestabilidad laboral, se enteró que la empresa Construcciones Hermanos García Carrera, de Ponteareas, buscaba peones de albañil y allí se presentó a un periodo de prueba que superó, hace ya 8 meses. “Estoy muy agradecida por la oportunidad que me ha dado esta empresa, porque aprendo cada día y me tratan sin ninguna diferencia por ser mujer”, explica.

Su meta es seguir aprendiendo y mejorando para, quizás, algún día, llegar a ser oficial

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Ahora su meta es seguir aprendiendo y mejorando para, quizás, algún día, llegar a ser oficial, como el personaje de Neneta, en la película Los Fenómenos.

No obstante, María Jesús reconoce que la construcción es dura. “El frío, la lluvia, muchísimo calor otras veces, pero no piensas en nada de eso cuando tu meta es sacar adelante a tus hijos, lo haces y punto” relata esta madre, separada, con una hija de 21 años y un niño de 8.

Sector masculinizado

“Es cierto que verme en una obra puede sorprender a algunas personas por trabajar en un sector masculinizado, pero lo que me transmiten son mensajes de admiración: “Mira cómo trabaja esta chica, dicen, y eso me hace crecer como persona”, asegura.

De complexión delgada, María Jesús reconoce tener “bastante fuerza”. La que aumenta en su labor diaria, que, además, requiere destreza para la colocación de plaqueta o la toma de juntas. “Siempre fui muy decidida y la vida me enseñó a no tener miedo a nada. Uso la desbrozadora, corto leña, y eso me hace sentirme muy orgullosa de mí misma, de que valgo”, relata esta peona de de albañil a la que, una vez fuera del trabajo también le gusta “arreglarme y verme bien”.

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