Dos meses después de formalizar su compra por 400.000 euros, el gobierno municipal de Gondomar empieza a definir el uso que dará a la emblemática Casa Peralba. La céntrica parcela señorial albergará dos importantes infraestructuras culturales: la futura biblioteca pública y un centro lúdico para la tercera edad. Así lo confirma el alcalde, Francisco Ferreira, que prevé ubicar la sala de lectura y préstamo de libros en la edificación principal y el espacio para el disfrute de los mayores en la auxiliar, donde se ubicaban la vivienda de servicio, el garaje y las cuadras.
El gobierno local prevé organizar actos culturales en la finca de 3.479 metros cuadrados
La idea es disponer de dos “espacios para la cultura vivos que se interrelacionen entre si y favorezcan el contacto intergeneracional”, explica el regidor. “A la biblioteca acude gente de todas las edades, desde los más pequeños hasta jóvenes estudiantes y la tercera edad también la tendrá a mano para leer la prensa o lo que quieran. Al mismo tiempo, podrán utilizar su centro social para actividades de todo tipo”, señala. Todo ello con un jardín que podrán compartir usuarios de uno y otro espacio. “Fuera puede estar la gente leyendo, podemos colocar mesas con tableros de ajedrez, etc.”,añade.
Será el proyecto el que detalle cómo se desarrollará la idea y el alcalde ya ha iniciado contactos para encargarlo. De momento, ha solicitado un encuentro con el prestigioso arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura, premio Pritzker 2011 –considerado el Nobel de la Arquitectura– y discípulo del también reconocido con el mismo galardón Alvaro Siza. Su destacada trayectoria suma más de 60 proyectos de renombre, la mayoría de ellos en Portugal, y también en España, Alemania, Italia, Reino Unido y Suiza. “Queremos poner a Gondomar en el mapamundi de la arquitectura”, destaca.
Aconsejado por profesionales del sector locales, Ferreira se ha fijado en el proyectista luso, autor de destacadas obras como el Estado de Braga, por su especial interés en el minimalismo y los diseños funcionales para facilitar la vida de las personas. Su contratación dependerá de los costes. “Habrá que valorar el precio que ponga al trabajo y la capacidad del Concello para asumirlo”, explica el regidor.
De momento, ha encargado un pequeño proyecto al arquitecto gondomareño Antonio Soliño para realizar una operación de mantenimiento. “Lo primero es evitar que nada se venga abajo”, afirma. Tras la limpieza de la maleza y la polémica corta de algunos árboles de la parcela que, según asegura Ferreira “estaban enfermos o no aportaban nada”, han salido a la luz signos de deterioro como un muro roto, o el tejado del hórreo, derrumbado por la caída de un árbol, la falta de cubierta del garaje, entre otros desperfectos.
Mientras tanto, operarios municipales adecentan la finca de cara a la organización de actos culturales. “Es un espacio único y muy acogedor, ya ofrecimos algún espectáculo este verano y fue un éxito”.
La icónica parcela que forma parte de la historia de la villa condal configurará el futuro centro urbano que Ferreira tiene en mente. “Queremos dar continuidad a la peatonalización de la Praza Paradela y llegar hasta la esquina de la Casa Peralba, pero eso será a largo plazo”, comenta.
