Una treintena de vecinos y vecinas de Arbo se concentraron ayer frente a la plaza del Concello para mostrar su rotundo rechazo a la planta de transferencia de residuos que Sogama planea instalar en unos terrenos que la comunidad de montes de Barcela cedió al Concello en 1996 con la condición de que no fueran destinados a industrias contaminantes. “Los acuerdos son para cumplirlos”, denunciaron ayer los vecinos, que insistieron en que, en el parque empresarial, donde se encuentran dichos terrenos, “hay sitio para muchas empresas, como las que ya existen, u otras parecidas, pero no para plantas de transferencia de basura”.

A pesar de que, tanto desde Sogama como desde el propio Concello, aseguran que la nueva planta no generará malos olores, molestias ni ruidos, los vecinos alertan que los riesgos son numerosos, como el tránsito de tráfico pesado y continuo en horario laboral transportando basura. También hacen hincapié en que la futura empacadora se ubicará a escasos 300 metros de viviendas y a 500 metros de alojamientos turísticos; a 50 metros de una mina de oro romana y al lado del río Miño y de la Red Natura 2000.

“Ya nos quisieron colar el Saldo de Sela y ahora la amenaza de la Línea de Alta Tensión y de una planta de transferencia de basura”, lamentan.