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Resistencia cestera en Mondariz

El Concello realiza una gira gallega para dar a conocer la cestería tradicional de la localidad e intentar recuperar este oficio artesanal en vías de extinción

Enrique Táboas, el último cestero de Mondariz, durante la grabación del documental sobre este oficio artesanal. | // FDV

En pleno siglo XXI, con la guerra declarada al plástico, el Concello de Mondariz se ha propuesto recuperar su tradición cestera. Aquella que, durante generaciones, fue la señal de identidad de la localidad, apreciada en toda Galicia y también en Portugal, y que se caracterizaba por el uso de láminas de madera, en lugar de mimbres, y por el refinamiento de la confección artesanal. Actualmente, solo el mondaricense Enrique Táboas mantiene viva esta tradición, por eso él es el protagonista del documental “O último cesteiro”, que realiza una gira de proyecciones por diferentes puntos de Galicia para que este oficio artesanal no caiga en el olvido.

Un cestero de Mondariz durante la elaboración de una pieza. / FdV

Hasta las últimas décadas del siglo XX, eran pocas las casas de Mondariz que no tenían cesteros en la familia. El oficio se transmitía de padres a hijos; ya lo dice Enrique Táboas en el documental: “nací en medio de las cestas”. Pero, tan importante era el trabajo en el taller como en el monte, pues el conocimiento de los árboles que servían de materia prima para los cestos, como los castaños o los robles, es parte de este arte.

Artesanos itinerantes

Los cesteros de Mondariz, además de vender sus productos en las ferias del entorno, como Ponteareas o Porriño, trabajaban como artesanos itinerantes durante buena parte del año. A las localidades de la costa iban para elaborar y suministrar un tipo de cesto cuadrado empleado para guardar el pescado, mientras que al interior de la provincia de Ourense se desplazaban para fabricar cestos destinados a la vendimia y a otras labores agrícolas. El gremio de Mondariz incluso llegó a desarrollar un idioma propio para comunicarse entre sí, pero este se fue perdiendo a la misma velocidad que desaparecían los cesteros.

La llegada de los productos de plástico, mucho más baratos que los cestos tradicionales de láminas de madera, dio la estocada final al oficio, que dejó de ser rentable e interesante para las nuevas generaciones. Es por ello que el Concello de Mondariz ha producido este documental, dirigido por Fon Cortizo, que cuenta con diferentes perspectivas, como la del etnógrafo Clodio González, experto en arte popular; el filólogo Jorge Rodrígus, experto en jergas gremiales; la cestera contemporánea Idoia Cuesta, afincada en la Galicia rural y renovadora del oficio; vecinos y vecinas de Mondariz y el propio Enrique Táboas.

El documental, que se proyecta en Verín, Allariz, Arzúa, Redondela y Porriño, no se presenta como una obra audiovisual etnográfica, sino como un trabajo de recuperación de la memoria colectiva con clara visión de futuro. Aspectos como la contribución de las mujeres y la relación de la comunidad cestera con el medio natural tienen un gran protagonismo y conectan el presente con el futuro.

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