Evitar una catástrofe medioambiental colateral a un fenómeno adverso natural es el eje del proyecto que desde Porriño lidera el Centro de Investigación Aimen y en el que participan organizaciones de España, Dinamarca, Paises Bajos y Eslovenia. La iniciativa, que cuenta con un presupuesto de 3 millones de euros, ha recibido financiación del Programa LIFE de la Unión Europea.

Según explicaron ayer desde el Centro, el proyecto europeo “Life Green Adapt” tiene como objetivo principal aumentar la resiliencia de las infraestructuras de los gestores de residuos de la Unión Europea (centradas en los vertederos) frente al cambio climático, demostrando el potencial de las Blue Green Infrastructures (BGI) y los enfoques basados en los ecosistemas.

El proyecto cuenta con una inversión de 3 millones de euros de fondos europeos

Enterrar los residuos sólidos en el suelo, aunque sea de manera controlada, tiene un impacto en nuestro entorno y los vertederos son una fuente potencial de episodios graves de contaminación cuando se ven afectados por episodios climáticos extremos. En este contexto, el proyecto busca demostrar la capacidad de las Blue Green Infrastructures (enfoque que aprovecha los beneficios de trabajar con espacios verdes y soluciones naturales para proporcionar beneficios ambientales, económicos y sociales) para gestionar las inundaciones y escorrentías causadas por las fuertes lluvias, así como para prevenir incendios y explosiones que pueden llegar a producirse por sequías o por olas de calor cada vez más frecuentes.

La solución que se aporta es una aproximación innovadora y ampliamente replicable mediante la aplicación de biotecnosuelos y una combinación de humedales construidos a gran escala que aumentarán la resiliencia y la capacidad de adaptación de los vertederos al cambio climático.

La aplicación de estas innovaciones reducirá el riesgo de derrumbes asociados a las inundaciones y a los eventos de lluvia extrema, mediante la estabilización y enmienda del suelo utilizando biotecnosuelos y aplicando los principios de la economía circular. Además, permitirá gestionar eficazmente las nuevas zonas verdes, como las cubiertas de los vertederos, reduciendo el consumo de agua y la escorrentía de las aguas pluviales, gracias a la mayor capacidad de retención e infiltración.