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De las aguas goianesas del Miño a la élite mundial

Piragüistas del club tomiñés Teixugos entrenando frente al embarcadero de Goián. C. Villaverde

Las aguas del Miño han sido siempre una fuente histórica de riqueza en muchos aspectos: pesca, comercio… Y también en el deporte. Un ejemplo de esto es el club deportivo Miño-Teixugos, con sede en Goián. Lo que comenzó como un grupo de amigos en el año 1998 ha acabado por convertirse en los últimos años en toda una cantera de piragüistas de alto nivel en la modalidad de eslalon. La clave del éxito está en muchos factores, pero entre ellos destaca sin duda la apuesta por la formación de base. El club cuenta actualmente con alrededor de una treintena de deportistas en las categorías inferiores y cada verano organizan cursos de promoción para que puedan sumarse nuevos niños.

La inscripción se hace a través de la web municipal y para participar solo es necesario llevar ropa de baño, calzado y muchas ganas de aprender y pasarlo bien. Según Emilio Rodríguez, veterano del equipo y entrenador, en los cursos participa siempre bastante gente, pero luego pocos continúan en el club. “Curiosamente el año pasado que hubo pandemia hicimos grupos más reducidos y hubo un buen grupo que sí que continuó, además muchas de ellas son niñas, lo que hizo que en las categorías ahora más jóvenes haya bastante paridad y eso es importante”, apunta Emilio Rodríguez.

Precisamente la pandemia, y más concretamente el cierre con Portugal, también afectó a los entrenamientos del club debido a su carácter transfronterizo, ya que en la etapa invernal, cuando los ríos están cargados de agua, lo suelen hacer en la freguesía de Covas, en Vila Nova de Cerveira, donde tienen montado un campo de eslalon. “Esta modalidad en los últimos años cogió mucha fuerza a pesar de las dificultades que tenemos. La falta de lugares para entrenar es una de ellas y no poder ir a Covas agravó el problema todavía más. Para organizar una prueba aquí hay que asumir muchos costes económicos y además requiere tramitar muchos trámites burocráticos y en otros lugares tienen más facilidades”, comenta el presidente del club, Pablo Sousa.

Pese a todo, declaran estar “muy animados” por la incorporación de nuevos teixuguiños y esperan que muchos otros puedan incorporarse también este año. Para Emilio, aunque no es imprescindible, sí que considera aconsejable animarse a practicarlo cuanto antes mejor. “Se puede empezar en cualquier edad, pero siempre va a ser más fácil adaptarse al deporte si se hace desde antes. A partir de los ocho años, más o menos, que ya tienen unas ciertas habilidades y saben nadar es un buen momento”, argumenta.

Precisamente, desde bien pronto comenzó su trayectoria en el club uno de sus deportistas con mayor proyección, Manuel Ochoa, que ya fue campeón de España júnior y que compite en la actualidad en los campeonatos del mundo convocado con la selección española sub-23, “Entré con siete años, que en aquel momento ni siquiera podías competir a esa edad, en parte porque también estaba en el club mi hermano Alejandro. Verlo allí en piragua bajando el río me impactaba mucho, me animé a probar… y hasta ahora”, asegura.

Teixugos cadetes, frenta a las instalaciones del club. C. Villaverde

Tras una etapa entrenando en Goián, tuvo la posibilidad de ir al Centro Gallego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra junto con otro teixugo, Brais Castro, donde comenzaron a entrenar a alto nivel. En la actualidad Manuel ya está en el centro catalán especializado de la Seu D’Urgell, donde se encuentra el parque olímpico del Segre en el que entrena. Más allá de la alta competición y pese a ser un deporte individual, para Manuel también son importantes los valores asociados al mismo. “El compañerismo es fundamental y en toda mi trayectoria siempre encontré gente estupenda y con la que es facilísimo hacer piña. Además, practiques al nivel que sea, sales enriquecido en muchos ámbitos de la vida, no solo desde el punto de vista físico o de salud, sino también social”, apunta.

Algo más tarde que Manuel Ochoa comenzó otro destacado teixugo, Luis Fernández, que viene de competir el pasado fin de semana con la selección española absoluta en la Copa del Mundo de eslalon, en Alemania, siendo el único participante gallego en hacerlo. Sus inicios en el piragüismo empezaron a los doce años tras probar otras muchas actividades. Afirma que lo que más le gusta del deporte es “el contacto con la naturaleza”, una experiencia que se vive como en pocas otras disciplinas. Al igual que Manuel Ochoa, también resalta la fraternidad como un valor fundamental del deporte y anima a probarlo a todos los niños y niñas que estén pensando en practicar algún deporte este verano: “Que no lo piensen y que vayan, seguro que les va a encantar”.

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