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Crean una asociación de memoria histórica que difundirá la barbarie del campo de concentración de Camposancos

Presentación de la asociación para la memoria histórica de Camposancos.

A Guarda no olvida la barbarie ocurrida durante la Guerra Civil. Prueba de ello es que la Escola da Poza de Camposancos acaba de acoger la presentación pública de la asociación para la recuperación de la memoria histórica del campo de concentración de la parroquia y de la fosa común de Sestás. Su presidente es el exalcalde José Manuel Domínguez Freitas, que destacó que el colectivo nace sin olvidar las raíces, es decir, personas como Xoán Noia o Manuel Domínguez y todos aquellos que compusieron la comisión ciudadana de los años ochenta que dieron dignidad a la fosa común de Sestás. Freitas destacó que es necesario documentar y dar a conocer lo que pasó en el colegio de los jesuitas, donde durante la Guerra Civil se creó el campo de concentración de Camposancos, porque la tradición oral es “laxa” y cambia los hechos con el paso del tiempo.

Por eso, el objetivo de esta nueva asociación es recoger todos los documentos y materiales que tengan relación con aquellos terribles hechos que se vivieron en el municipio, y publicar aquello que tenga interés. “Ya tenemos ultimada una unidad didáctica que haremos llegar a los centros de enseñanza para que el conocimiento de los hechos comience en edad escolar”, aseguró el presidente de este nuevo colectivo. Además, el fin último sobre el que trabajan es muy ambicioso: crear en Camposancos un centro de interpretación de los campos de concentración franquistas.

El estudioso Uris Guisantes, gran conocedor de lo que sucedió aquellos años en A Guarda, destacó que llegaron presos desde diversos frentes de la guerra. La llegada y salida de reos para otras prisiones, además de para ser fusilados o “paseados”, era constante, y según los datos que maneja la asociación fueron cerca de 6.000 personas las que pasaron por este campo de concentración. Guisantes afirmó que la Junta Clasificadora de Presos era la encargada de ir fichando a todos los que entraron hasta mayo de 1938 y que llegó al Tribunal Militar Permanente número uno de Gijón para agilizar los consejos de guerra sumarísimos que se dieron entre junio y septiembre de ese año.

Durante aquellos meses se llegaron a celebrar treinta consejos de guerra y fueron juzgados 513 presos. Las penas impuestas ponen los pelos de punta: 195 condenados a muerte, con el resultado de 155 fusilados y cuarenta penas de muerte conmutadas; 83 presos sentenciados a cadena perpetua; 115 a veinte años de reclusión; diversas penas de distintas duración y únicamente 36 absoluciones. En el acto de presentación de esta asociación para la memoria histórica se llegó a citar a Castelao: “Muchas veces los mártires crean mundos que los héroes ni tan siquiera son capaces de concebir… y en mi tierra se cumplirá la voluntad de los mártires”.

Es imposible olvidar lo sucedido durante aquellos años, porque Camposancos llegó a ser la principal prisión de la provincia y uno de los mayores campos de concentración de Galicia.

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