Tomiño busca soluciones naturales para problemas derivados de las condiciones meteorológicas y sus efectos en los edificios de la villa. Es el caso de las dos escuelas infantiles Galiña Azul con las que cuenta el municipio: una en el Seixo y otra en Goián. En esta última se ha propuesto la plantación de una veintena de árboles, especies que cuando crezcan reducirán notablemente el paso del calor al edificio durante los meses de verano. Así, se tuvieron en cuenta varias opciones: la ornamentación del conjunto, el acompañamiento al edificio y dar respuesta a las necesidades de sombra demandadas a la dirección del centro educativo.