Vecinos, concejales y colectivos sociales se sumaron ayer a la protesta de la comunidad educativa del IES de Chapela en demanda de pantallas acústicas en la autopista. La infraestructura está prevista en el proyecto de reposiciones por las obras de ampliación de la AP-9, pero cinco años después, la concesionaria Audasa y el Ministerio de Transportes siguen sin instalarlas.
“¡Hechos, no palabras!” exigieron los estudiantes, padres y profesores en la lectura de un manifiesto que recuerda que “los 30 años de historia del instituto de Chapela están acompañados por el ruido de la autopista”. “¡Hechos, no palabras!”, clamó el director del IES, Miguel Pérez, al señalar que el tramo de la AP-9 próximo al centro docente “con más de un coche por segundo en horas punta, es el más expuesto a la contaminación acústica de toda la autopista”, según un estudio de la propia Audasa en 2012. La ampliación aumentó el problema, “sobrepasando los límites para el sector docente y los máximos de tolerancia a sonido ambiental”. Las obras “trajeron más densidad de tráfico, más velocidad en los vehículos y más ruido... a cambio de nada”.
La situación en el IES se volvió muy difícil este curso con la aplicación del protocolo COVID que obliga a mantener abiertas las ventanas de las aulas. “En los días de lluvia el ruido ya es insoportable”, apunta Pérez, quien admite que los profesores “tienen que dar las clases con micrófono y altavoz para que los alumnos les puedan escuchar”.
Esta contaminación acústica “impide el normal desarrollo de la actividad docente y mengua el rendimiento académico”, al provocar falta de concentración, cansancio, estrés, pérdidas auditivas... “Gritamos ¡hechos, no palabras! cuando ninguna administración pudo proteger al alumnado del IES de Chapela y a sus vecinos, permitiendo que Audasa se lucre con el tramo más caro de las autopistas españolas”, señala el manifiesto leído al término de una marcha por la Avenida de Redondela que secundaron cientos de personas.
Los manifestantes corearon lemas como “Audasa, Goberno, isto é un inferno” y reiteraron su exigencia de “pantallas acústicas en la AP-9, apropiadas y respetuosas con el medio ambiente y con la ordenación de una parroquia maltratada” pues como resumía Pérez, “que no nos pongan un muro de Berlín”. A la Xunta le reclaman mediciones de ruido en el IES y se solidarizan con las reivindicaciones vecinales.
