El cierre de la frontera con Portugal está llevando al límite a los municipios del Baixo Miño. Las pérdidas económicas se agravan con el paso de los días por el hecho de que únicamente esté abierto las 24 horas el puente internacional de Tui para cruzar la Raia. El resto están cerrados o con un horario muy limitado. Y solo se puede cruzar si es por motivos laborales. Esto está provocando que todos los trabajadores de municipios como Tomiño u O Rosal tengan que desplazarse a diario hasta Tui para poder ir a sus puestos de trabajo, con los costes de tiempo y dinero que eso supone.
“Una salvajada y un infierno”
Pero otra circunstancia de la que poco se habla es de que Tui está concentrando a todo el tráfico de coches diario de los concellos cercanos precisamente porque solo por su puente internacional se puede cruzar a Portugal.
Esto está generando a diario importantes atascos, especialmente en la Autovía A-55, pero el que se vivió ayer sin duda se llevó la palma. Desde primera hora de la mañana y prácticamente hasta ya entrada la tarde, la autovía vivió un atasco kilométrico que llegó a ser de unos diez kilómetros: desde Portugal hasta la parroquia tudense de Guillarei e incluso rozando por momentos el término municipal de Porriño. “Una salvajada y un infierno” como definieron los conductores que se vieron atrapados en esta ratonera durante buena parte de su día.
El motivo de este auténtico colapso, según apuntan diversas fuentes, es por un lado que Portugal redució la presencia de agentes de la Guardia Nacional de la República (GNR) que se dedican a controlar el paso en el puente internacional de Tui y que, por otro, esos controles, donde se requiere documentación que certifique que se trabaja al otro lado de la frontera para permitir el paso, fueron más exhaustivos de lo habitual. Y la situación afectó a trabajadores, vecinos o transportistas. Los primeros, por ejemplo, llegaron en muchos casos tarde a su puesto de trabajo al otro lado de la Raia por el atasco y los transportistas entregaron con retraso la mercancía que llevaban en sus camiones.
"Están siendo meses duros, pero nunca había visto algo así”
Alguno de ellos, como el luso Roberto Caruso, estaba atrapado con su camión a las puertas de Portugal tras dejar llevar productos a una empresa gallega, cuya vuelta a casa tras una dura jornada se retrasó mucho más de lo habitual. “Están siendo meses complicados, pero no había vivido nunca un atasco como este. Esto no hay quien lo aguante”, clama este conductor que viaja a diario entre Portugal y Galicia. El colapso, obviamente, cogió en la carretera a todo tipo de conductores. También a personas que no iban a Portugal, sino a Tui a hacer alguna gestión, y que se vieron atrapadas en la A-55.
“No pueden tener bloqueados de esta forma a dos países”
Como Lucía Carrera, una vecina de Vigo que acudía a media mañana en su vehículo a la capital del Baixo Miño y que estaba en medio del caos. “Esto es una burrada, no se puede tener bloqueado de esta forma el acceso entre dos países, porque suceden cosas como esta”, apuntaba.
Como no podía ser de otra forma, la indignación también llegó por parte de los representantes públicos conforme iban conociendo la magnitud del atasco en la autovía debido a la situación del cierre fronterizo y los controles en el puente internacional de Tui. “Es una auténtica vergüenza, no hay otra forma de definirlo”, clamaba el alcalde tudense, Enrique Cabaleiro.
“Es una vergüenza, no hay otra palabra para definirlo”
“Ha sido algo infernal”, calificaban desde la cámara municipal de Vila Nova de Cerveira respecto a las colas de “decenas de kilómetros” que se vivieron ayer durante varias horas en el único acceso abierto a Portugal desde el Miño.