Rodeada de sus cinco hijas y demás familiares, Esperanza García Yáñez sopló ayer las cien velas tras toda una vida de sacrificio en la finca de su domicilio en el barrio de O Quinteiro, en la parroquia nigranesa de Panxón. Durante décadas compaginó el trabajo en casa con un empleo en la fábrica de conservas Puga de Baiona. Ahora disfruta de sus nueve nietos, que le han dado otros tantos bisnietos, y de los más jóvenes de la familia, sus dos tataranietos. El alcalde, Juan González, fue uno de los que la felicitó en su día en nombre de todos los vecinos.