Hasta la solidaridad se ha tenido que reinventar en tiempos de pandemia. Y si no que se lo digan a la asociación Solidariedade Galega co Pobo Saharaui, que ha tenido que suspender el programa “Vacaciones en Paz” debido al cierre de fronteras decretado para evitar los contagios de COVID-19. En su lugar, la asociación ha llenado varios camiones con ropa, calzado, comida, mantas y material sanitario, informático y escolar que ya se dirigen rumbo a los campos de refugiados.

La despedida de esta caravana solidaria tuvo lugar ayer por la tarde en Ponteareas. Varios camiones transportan medio centenar de cajas enviadas por las familias de acogida de Galicia, que este año no han podido reencontrarse con los niños y niñas procedentes del Sahara a los que dan cobijo cada verano. En ellas envían también mascarillas quirúrgicas, elemento fundamental para mantenerlos a salvo de los contagios.

A este nuevo proyecto solidario impulsado por Solidariedade Galega co Pobo Saharaui se une también la reciente apertura de un centro médico para la detención precoz del cáncer de mama.

A la despedida de la caravana acudieron representantes de la Xunta, del Parlamento de Galicia, del Fondo Galego de Cooperación, alcaldes y alcaldesas de los concellos que han realizado distintas aportaciones, así como miembros de entidades y asociaciones que han colaborado con Solidaridade Galega co Pobo Saharaui. Tanto su presidenta, Mayte Isla, como el delegado saharaui en Galicia, Mohamed Zerga, destacaron la solidaridad demostrada por el pueblo gallego.

Además de ropa, calzado, mantas o material escolar, los camiones van cargados de esperanza y un abrazo fuerte para los saharauis; un pueblo envuelto en un conflicto bélico que necesita más que nunca la solidaridad de los gallegos. Desde la despedida de esta caravana, los presentes dejaron aparcados los colores políticos para reclamar “que el pueblo saharaui pueda decidir en libertad su futuro”.