Si hubiese un título de municipio amigo de los gatos, Gondomar se postularía como candidato. Hace poco más de cuatro meses que el refugio de la mayor protectora de felinos del área de Vigo, Proyecto Gato, se mudó a la parroquia de Morgadáns con sus 200 “huéspedes” y pronto se cumplirán dos años desde que la misma entidad animalista colabora con el Concello en la recogida de mininos abandonados o heridos. Un trabajo compartido que ahora se intensifica en torno a los ejemplares callejeros. La Concejalía de Medio Ambiente que dirige Brais Misa ha puesto en marcha con la ayuda de las voluntarias de la organización una novedosa campaña para frenar su reproducción y mantenerlos cuidados. Han localizado tres colonias en el centro urbano que suman en torno a 70 ejemplares. Todos serán esterilizados siempre que se dejen cazar.
Ya son 30 los felinos esterilizados y las voluntarias continúan a la caza
No es tarea fácil. Las activistas de Proyecto Gato lo intentan con transportines y comida a modo de trampa, pero no siempre llegan a capturar a estos huidizos animales, explica Sofía Martínez, una de ellas. Llevan ya 30 gatos castrados y el proceso consiste en trasladarlos al veterinario para la intervención y luego al refugio para pasar el postoperatorio. Controlar la población de gatos es “importante”, destaca el concejal, “porque es obligatorio por ley, pero sobre todo para evitar un problema de salubridad, de transmisión de enfermedades”.
El entorno de la iglesia de San Benito, las fincas situadas tras la Praza da Paradela y la casa consistorial y la Avenida do Conde son los tres puntos del centro urbano donde se localizan las colonias señalizadas con carteles que recuerdan la prohibición de molestar a los gatos según la Lei de Protección e Benestar dos Animais de Compañía de Galicia, la obligación de llevar a los perros con correa para evitar que los ataquen y los teléfonos de la protectora para aquellos vecinos que deseen colaborar.
Dejar sobras de alimentos, un problema de salubridad
“Lo importante de todo esto es concienciar para evitar ataques y para dejar claro que son colonias controladas. Que los animales están alimentados y cuidados. Queremos evitar que la gente les deje sobras de comida por las esquinas. Es un problema de salubridad porque los restos aparecen desperdigados y, después de estar en la calle al sol, los gatos acaban comiéndolos en mal estado y enferman”, apunta Brais Misa.
“Sufren muchos problemas digestivos por eso y otras infecciones”, señala la voluntaria. Es ahí cuando los vecinos que los observan en mal estado avisan tanto al Ayuntamiento como a Proyecto Gato para que se hagan cargo. “Cada vez recibimos más llamadas en este sentido”, destaca el edil. “Hay gente concienciada del cuidado de los gatos pero también mucha que los agrede, que no los quiere cerca”, lamentan desde la protectora.
El refugio de Morgadáns acoge 200 gatos y la protectora tiene otros 100 en casas de acogida
Ataques, abandono y accidentes como atropellos son los principales motivos por los que los mininos acaban en el refugio de Proyecto Gato, que ha ganado mucho en confortabilidad desde que se instaló en Gondomar. En la anterior nave de Coia, en Vigo, los animales estaban al borde del hacinamiento, con temperaturas extremas y sin espacio al aire libre. “Estamos mucho mejor, tenemos finca y los gatos pueden estar al sol”, celebran.
La protectora aplaude la iniciativa del Concello de Gondomar “porque se preocupa por el bienestar de los gatos y es de agradecer”. La asociación comenzó a recoger gatos heridos y abandonados en el municipio en 2019, en virtud de un convenio anual con el Ayuntamiento por importe de 4.000 euros. La aportación municipal bajó el año pasado a 2.000 euros pero este año vuelve a los 4.000 para sufragar los gastos de la campaña.
