La pesca de lamprea en las estacadas del río Tea se ha convertido en misión imposible. Y no por la mucha o poca abundancia de dicho pez, sino por las restricciones sanitarias decretadas para contener el COVID-19. El toque de queda de 22.00 a 6.00 abarca prácticamente todo el horario permitido por la Consellería de Medio Ambiente para capturar lamprea en estos puentes colgantes que, en condiciones normales, podría efectuarse de 21.00 a 8.00 horas. Los pescadores apenas tienen tres horas para intentar hacerse con sus capturas.

“Y a esto le tienes que quitar los 10 o 15 minutos por la noche y otros tantos por la mañana para llegar o salir de casa”, lamenta Eugenio González, que lleva más de media vida pescando lampreas, con gran maña, mediante esta técnica tradicional única en Galicia, subido a estacadas y empleando una fisga y luz artificial. En su caso, ya ha renunciado a faenar por la mañana, pues, a partir de las 7.00 horas ya amanece y las pocas posibilidades de capturar una lamprea se reducen todavía más. “No me compensa”, valora Eugenio, asegurando que, a pesar de las reclamaciones hechas por los pescadores, Medio Ambiente se niega a hacer una excepción y permitir la pesca deportiva nocturna.

En condiciones normales, la pesca de lamprea podría efectuarse de 21.00 a 8.00

Esta casuística ha vaciado la mayoría de las estacadas y, actualmente, solo hay cinco en activo. Son 28 menos que las ocupadas el año pasado. En cada una faenan 4 pescadores, por lo que, actualmente, solo 20 personas mantienen viva esta técnica tradicional, frente a las 132 licencias concedidas en 2020, antes de la irrupción del COVID. La temporada arrancó el 1 de febrero y se extenderá hasta el 15 de mayo, aunque, con las restricciones de febrero, que prohibía reuniones de no convivientes (en las estacadas se juntan 4 personas), no fue hasta hace una semana cuando comenzó en la práctica, y ni siquiera a medio gas.

"No da para cubrir gastos"

Para intentar sortear este impedimento, hay quien se ha hecho autónomo. Es el caso del hijo de Eugenio, José Manuel González, el único que pesca actualmente de noche en los puentes que sobrevuelan el Tea. Entre la licencia de pesca, los permisos y la cuota de autónomo, José Manuel calcula que se gastará hasta final de temporada 1.200 euros. Y aún por encima, “lo que estoy cogiendo no da para cubrir los gastos”, lamenta.

Para poder pescar de 21.00 a 8.00 horas, José Manuel, que ya es autónomo por ser el propietario del Bar de Manolito de Ponteareas, ha tenido que pagar una nueva cuota de 285 euros al mes y darse de alta en la Cofradía de Pescadores de A Guarda, además de pagar una licencia de pesca de 50 euros y un permiso de 90. Por todo ello, la pesca que él realiza se considera profesional, y no deportiva como la de sus compañeros de estacada. De esta forma, da salida a las lampreas que pesca en su bar, donde vende la unidad viva a 30 euros y la cocinada a 40 euros.

A las restricciones por la pandemia hay que sumar que la temporada ha comenzado “floja”. “En un día bueno pesco como mucho dos lampreas”, confiesa José Manuel, el único que puede completar la jornada y que aprovecha para denunciar vertidos en el río Tea.